jueves, 16 de marzo de 2023

14 de junio de 1823. Relación de los méritos literarios y políticos del Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano. Documento firmado por José Domingo Laso de la Vega.

14 (¿o 24?) de junio de 1823. Documento con relación de los méritos literarios y politicos del licenciado Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, firmado por el licenciado José Domingo Laso de la Vega, rector del Ilustre Colegio de Abogados.


Relacion de los méritos literarios y politicos del Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano acreditados con respectivos documentos fehacientes que paran en poder del Sr. Rector del Ilustre Colegio de Abogados quien certificará al calce de ella y los manifestara si fuere necesario

Cursó la filosofía en el Colegio de San Francisco Xavier de la Ciudad de Querétaro, habiendo sustentado dos actos públicos y una academia, según la costumbre de dicho colegio, mereciendo que en la solemne distribución de lugares lo honrase su maestro con el primero. Se graduó en artes en esta Pontificia Universidad y salió aprobado para estudiar cualquier facultad. Pasó después a estudiar jurisprudencia al Colegio Seminario de esta corte, donde obtuvo las más honorificas calificaciones en los empeñosos exámenes anuales que hace dicho Seminario. Se le señaló para competir y sustentar los actos menor y mayor del estatuto del mismo colegio, el que le franqueó las expensas de dichas funciones literarias de sus propios fondos, y al fin tuvo el honor de que se le asignase el primer premio de cánones, que recibió de mano del ilustrísimo señor arzobispo Lizana, el año de 1803. Graduado en cánones, comenzó la pasantía de leyes en el estudio del licenciado don José Domingo Laso de la Vega, rector del Ilustre Colegio de Abogados y, concluido el término, entró a examen de este mismo colegio, habiendo sido aprobado con todos los votos nemine discrepante y, a consecuencia, se recibió de abogado por la excelentísima audiencia territorial de esta corte el año de 1809. Se trasladó en aquel tiempo a la ciudad de Querétaro a ejercer su profesión, desempeñando con el mayor honor y actividad los muchos y delicados negocios que se le confiaron, ya en calidad de patrono ya de asesor, despachando asimismo multitud de causas de oficio de que se hallaban recargados aquellos juzgados, sin que jamás se le hubiera hecho el más mínimo reclamo ni por los mismos tribunales ni por los superiores. 

En cuanto a los sentimientos de patriotismo, amor a la independencia, y servicios hechos en favor de la causa publica y de la libertad, bastará decir que mereció la mayor confianza y el más alto concepto de uno de los primeros héroes (el señor don Ignacio Allende), quien le instaba formase un plan de independencia, y lo pusiese a él en acción para la misma empresa, como se percibe de una carta escrita y firmada del puño del mismo general, con fecha de 16 de noviembre 1809, que para en poder del mismo licenciado Mier y Altamirano. Bastará insinuar que fue una de las primeras víctimas del despotismo, pues casi a la hora misma en que los señores Hidalgo y el mencionado Allende daban el grito de libertad, el memorable día 16 de setiembre del año de 1810, en el pueblo de Dolores, fue conducido a la prisión, en la misma ciudad de Querétaro, con otros vecinos honrados, entre ellos el excelentísimo señor Domínguez, su corregidor entonces y actualmente miembro del Supremo Poder Ejecutivo, por haber tenido participio en los planes de independencia que habían formado aquellos desgraciados caudillos.

Establecido el sistema constitucional el año de 1813, fue electo (por) la primera vez regidor de aquel ayuntamiento y, aunque el gobierno antiguo por un rasgo de su arbitrariedad anuló entonces todas las elecciones que constituyeron dicho cuerpo, al siguiente año con arreglo al método constitucional fue (por) segunda vez colocado en el número de los regidores de la propia corporación, y pocos días después fue electo diputado suplente para las Cortes de España. En ese mismo año, fue propuesto para juez de letras del partido de la repetida ciudad, y se le confiaron varias y delicadas comisiones, entre ellas el arreglo de las escuelas públicas y la formación de nuevas ordenanzas de cabildo. Luego que resonó en aquella provincia la voz de independencia pronunciada en Iguala, redobló todos sus esfuerzos para uniformar la opinión de sus conciudadanos sobre un objeto tan importante: hizo circular la obra del célebre Pradt, muy rara entonces y que había procurado adquirir anticipadamente. Después que se organizó el gobierno, y expidió su convocatoria la junta provisional gubernativa para la elección de ayuntamientos y diputados del congreso, fue electo (por) cuarta vez regidor decano del ayuntamiento de la misma ciudad de Querétaro, y poco después diputado suplente del Soberano Congreso Constituyente Mexicano. En todo el tiempo corrido desde entonces hasta fines del próximo pasado año, casi no ha cesado de turnar en las varas de alcalde de 1a, 2a, y 3a elección, por ausencia o impedimento de los propietarios, y con grave perjuicio de sus personales intereses, por haberse embarazado con atenciones y frecuentes asistencias a cabildo el despacho y giro de sus negocios.

Me constan los precedentes méritos del licenciado don Juan Nepomuceno Mier y Altamirano los unos por documentos que he visto, y paran en mi poder, y otros porque los he presenciado. México, 14 de junio de 1823.

Jose Domingo Laso de la Vega.


Fuente: https://www.google.com.mx/books/edition/A_collection_of_Mexican_pamphlets_for_th/NDExnUML4eQC?hl=es-419&gbpv=1&dq=%22Don+Juan+Nepomuceno+Mier+y+Altamirano%22&pg=PP17&printsec=frontcover






martes, 31 de enero de 2023

21 de noviembre de 1823. Oficio del presidente de la Diputación Provincial de Querétaro sobre los problemas para pagar las dietas de los diputados Osores y Mier y Altamirano.

21 de noviembre de 1823. Oficio del presidente de la Diputación Provincial de Querétaro al ministro de Estado y del despacho de Relaciones interiores y exteriores, Lucas Alamán, sobre los problemas para pagar las dietas de los diputados Osores y Mier y Altamirano. Se menciona y aclara que, a la vista de esta diputación, Juan Nepomuceno Mier y Altamirano no tuvo culpa al pertenecer a la Junta Nacional Instituyente, por haber sido «compelido a funcionar en lugar de aquél (se refiere a ocupar el lugar de Félix Osores)».

Excelentísimo Señor ministro de Estado y del despacho de Relaciones interiores y exteriores don Lucas Alamán.

 Excelentísimo Señor:

Cuando el ex emperador arbitraria y despóticamente disolvió el anterior Soberano Congreso nacional fue privado de ejercer sus funciones el representante por esta Provincia doctor don Félix de Osores, quien jamás desmereció su confianza; y el mismo gobierno entonces mandó al licenciado don Juan Nepomuceno Mier y Altamirano que como vocal supletorio marchase a ocupar el puesto del propietario en la Junta que se denominó Instituyente.
Bien ve Vuestra Excelencia que ni uno ni otro individuos tuvieron culpa, pues el 1° fue arrebatado del santuario de las leyes, y el 2° compelido a funcionar en lugar de aquél. Por consiguiente ambos parece tienen un derecho para reclamar sus dietas.
Sin embargo, esta Provincia sólo tenía obligación de mantener un diputado; y es muy duro gravar a un público que se halla en la miseria por el sostenimiento de dos, siendo víctima de la arbitrariedad de un gobierno que felizmente fue sustituido por otro verdaderamente paternal que se goza en respetar los derechos de los pueblos.
Los de esta Provincia o uno de aquellos dos diputados deben lastar los costos de mantención del suplente, agregándose los viáticos con que fue socorrido; y así esta Diputación, dudosa del partido que debe tomar, se toma la libertad de elevar esta consulta al supremo gobierno para que Su Alteza Serenísima resuelva lo conveniente, y por el ilustrado conducto de Vuestra Excelencia se sirva comunicar a esta junta su decisión para los efectos consiguientes.
Dios y Libertad. Querétaro, noviembre 21 de 1823.
Excelentísimo Señor.
José Joaquín del Calvo. Nicolás María de Berazaluce, secretario.
Secretaría de la Diputación Provincial de Querétaro.

Fuente: Jiménez-Gómez, Juan Ricardo, (2022), La Diputación Provincial de
Querétaro, (1822-1824). Los primeros diputados locales. Congreso del Estado de Querétaro. LX Legislatura. Consultado el 31 de nero de 2023 de: https://site.legislaturaqueretaro.gob.mx/CloudPLQ/Editorial/Diputacion_Provincial_Queretaro.pdf
 

jueves, 19 de enero de 2023

1 de septiembre de 1839. Oficio de Luis Gonzaga Cuevas, ministro de lo interior, que autoriza la participación de un asesor legal en el Banco de Avío y nombra a Juan Mier y Altamirano.

1 de septiembre de 1839.

Documento que menciona al licenciado Juan Nepomuceno Mier y Altamirano en los archicvos del Banco de Avío en el Archivo General de la Nación.
Oficio de Luis Gonzaga Cuevas, ministro de lo Interior, a Mariano Marín, vicepresidente del Banco de Avío, trasladando el dictamen del Consejo de Gobierno, que autoriza la participación de un asesor legal en los litigios del Banco de Avío, nombrando a Juan Mier y Altamirano para que funja en el puesto, así como del aumento a cincuenta pesos de sus asignaciones. México.

  • Archivo General de la Nación / Instituciones Gubernamentales: época moderna y contemporánea / Administración Pública Federal S. XIX / Fomento / Título: Banco de Avío (158).
  • Caja: 4
  • Expediente: 234
  • Signatura: 42549/44
  • Fecha Inicial: 01/Septiembre/1839
  • Fecha final: 17/Diciembre/1839
  • Volumen y soporte: 6 fojas
  • Alcance y Contenido: Oficio de Luis Gonzaga Cuevas, ministro de lo Interior, a Mariano Marín, vicepresidente del Banco de Avío, trasladando el dictamen del Consejo de Gobierno, que autoriza la participación de un asesor legal en los litigios del Banco de Avío, nombrando a Juan Mier y Altamirano para que funja en el puesto, así como del aumento a cincuenta pesos de sus asignaciones. México.
Fuente: Archivo General de la Nación / Instituciones Gubernamentales: época moderna y contemporánea / Administración Pública Federal S. XIX / Fomento / Título: Banco de Avío (158). Dirección del Archivo Histórico Central. Departamento de Organización y Descripción Documental. Banco de Avío (GD 158). Tomado el 19 de enero de 2023 de: https://archivos.gob.mx/InstrumentosConsulta/pdf/002MexicoIndependiente/006BancodeAvio.pdf

Nota:
«Por ley de 16 de octubre de 1830 se estableció un Banco de Avío, cuya finalidad era el fomento de la industria nacional. Surgió con un capital de un millón de pesos. Decía el artículo 2º: ``Para la formación de este capital se prorroga por el tiempo necesario, y no más, el permiso para la entrada en los puertos de la República de los géneros de algodón, prohibidos por la ley de 22 de mayo del año anterior``. Para la correcta dirección y administración de sus fondos se estableció una junta presidida por el Secretario de Estado y del Despacho de Relaciones, integrándose además por un vicepresidente, dos vocales, un secretario y dos escribientes. Aunque en la génesis de la idea que dió origen a esta institución participó D. José Manuel Payno, el propulsor de ella fue D. Lucas Alamán, cerebro de la administración del Presidente Bustamante. El propósito fue introducir en el país la tecnología industrial que empezaba a desarrollarse en Europa y en otras partes a fines del siglo XVIII y principios del XIX. Se tenía el interés de incrementar, a través del Estado, la evolución industrial. Manejó también los impuestos aduanales. Desde luego que la industria que tenía el Banco a la vista fue la textil. Frente a la política proteccionista de la administración del Gral. Guerrero, surgió otra, de aparente libre cambio, al mismo tiempo que de intervencionismo estatal. Por otra parte, no se estudiaron suficientemente las condiciones sociales y políticas del país, por lo que el éxito no fue el que esperaron sus autores. Se establecieron algunas fábricas, pero mucha maquinaria se perdió, ya que su misma transportación, en un país que carecía de ferrocarriles, resultó demasiado cara. A partir de 1840, el Banco de Avío ya no tuvo la capacidad monetaria para seguir proveyendo de capital a la industria, aún así, durante dos años más continuó existiendo una iniciativa para traspasar sus recursos y facultades a otras instrucciones, ésta fue instaurada por el vicepresidente de la Junta don Miguel Barreiro, quien a principios de 1841 propuso a la Cámara de Diputados que el Banco de Avío se fusionara con el Banco Nacional de Amortización de la Moneda de Cobre para formar una nueva institución bajo el nombre de Banco del Crédito Público, el plan no funcionó y de él se desprendió otra licitación proveniente de una asociación de fabricantes, la Sociedad para el Fomento de la Industria Nacional, conocida comúnmente como Junta de Industria, sin embargo, Santa Anna y su administración tenían planes propios, por lo que en 1842 inició el remate de la cartera de préstamos del Banco. El dinero de la enajenación ingresó a la Tesorería General de la Nación y el 23 de septiembre del año citado, el General aludido expidió el decreto de disolución de esta institución». BIBLIOGRAFÍA Potash, Robert A., El Banco de Avío de México: El Fomento de la Industria, 1821-1846, México, FCE, (Sección de Obras de Economía), 1959, 281 pp. Memoria Presentada al Congreso de la Unión por el Secretario de Estado y del Despacho de Fomento, Colonización, Industria y Comercio de la República Mexicana, México, Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento, 1887. Otras fuentes: Potash, Robert A. El Banco de Avío de México: El Fomento de la Industria, 1821-1846. México: FCE., 1959. 281 p. (Sección de Obras de Economía). - Sánchez Flores, Ramón. Historia de la Tecnología y la Invención de México. México. Fomento Cultural Banamex A.C., 1980. 644 pp. Tomado el 19 de enero de 2023 de: Archivo General de la Nación / Instituciones Gubernamentales: época moderna y contemporánea / Administración Pública Federal S. XIX / Fomento / https://archivos.gob.mx/guiageneral/

9 de agosto de 1839. Nota de agradecimiento de Juan Mier y Altamirano a José Mariano, vicepresidente del Banco de Avío, e indicación de que fue nombrado juez interino de la Suprema Corte de Justicia.

9 de agosto de 1839.

Documento que menciona al licenciado Juan Nepomuceno Mier y Altamirano en los archicvos del Banco de Avío en el Archivo General de la Nación.
Nota de Juan Mier y Altamirano a José Mariano, vicepresidente del Banco de Avío, en el que agradece la asignación de cincuenta pesos que le fue concedida por ese establecimiento, como gratificación de sus funciones de asesor. De igual manera informa que no le es posible continuar con sus funciones de asesor legal del banco debido a que fue nombrado juez interino de distrito por la Suprema Corte de Justicia.

  • Archivo General de la Nación / Instituciones Gubernamentales: época moderna y contemporánea / Administración Pública Federal S. XIX / Fomento / Título: Banco de Avío (158).
  • Caja: 4
  • Expediente: 232
  • Signatura: 42549/42
  • Fecha Inicial: 09/Agosto/1839
  • Fecha final: 29/Noviembre/1839
  • Volumen y soporte: 3 fojas.
  • Alcance y Contenido: Nota de Juan Mier y Altamirano a José Mariano, vicepresidente del Banco de Avío, en el que agradece la asignación de cincuenta pesos que le fue concedida por ese establecimiento, como gratificación de sus funciones de asesor. De igual manera informa que no le es posiblecontinuar con sus funciones de asesor legal del Banco debido a que fue nombrado juez interino de distrito por la Suprema Corte de Justicia. México.
    
Fuente: Archivo General de la Nación / Instituciones Gubernamentales: época moderna y contemporánea / Administración Pública Federal S. XIX / Fomento / Título: Banco de Avío (158). Dirección del Archivo Histórico Central. Departamento de Organización y Descripción Documental. Banco de Avío (GD 158). Tomado el 19 de enero de 2023 de: https://archivos.gob.mx/InstrumentosConsulta/pdf/002MexicoIndependiente/006BancodeAvio.pdf


Nota:
«Por ley de 16 de octubre de 1830 se estableció un Banco de Avío, cuya finalidad era el fomento de la industria nacional. Surgió con un capital de un millón de pesos. Decía el artículo 2º: ``Para la formación de este capital se prorroga por el tiempo necesario, y no más, el permiso para la entrada en los puertos de la República de los géneros de algodón, prohibidos por la ley de 22 de mayo del año anterior``. Para la correcta dirección y administración de sus fondos se estableció una junta presidida por el Secretario de Estado y del Despacho de Relaciones, integrándose además por un vicepresidente, dos vocales, un secretario y dos escribientes. Aunque en la génesis de la idea que dió origen a esta institución participó D. José Manuel Payno, el propulsor de ella fue D. Lucas Alamán, cerebro de la administración del Presidente Bustamante. El propósito fue introducir en el país la tecnología industrial que empezaba a desarrollarse en Europa y en otras partes a fines del siglo XVIII y principios del XIX. Se tenía el interés de incrementar, a través del Estado, la evolución industrial. Manejó también los impuestos aduanales. Desde luego que la industria que tenía el Banco a la vista fue la textil. Frente a la política proteccionista de la administración del Gral. Guerrero, surgió otra, de aparente libre cambio, al mismo tiempo que de intervencionismo estatal. Por otra parte, no se estudiaron suficientemente las condiciones sociales y políticas del país, por lo que el éxito no fue el que esperaron sus autores. Se establecieron algunas fábricas, pero mucha maquinaria se perdió, ya que su misma transportación, en un país que carecía de ferrocarriles, resultó demasiado cara. A partir de 1840, el Banco de Avío ya no tuvo la capacidad monetaria para seguir proveyendo de capital a la industria, aún así, durante dos años más continuó existiendo una iniciativa para traspasar sus recursos y facultades a otras instrucciones, ésta fue instaurada por el vicepresidente de la Junta don Miguel Barreiro, quien a principios de 1841 propuso a la Cámara de Diputados que el Banco de Avío se fusionara con el Banco Nacional de Amortización de la Moneda de Cobre para formar una nueva institución bajo el nombre de Banco del Crédito Público, el plan no funcionó y de él se desprendió otra licitación proveniente de una asociación de fabricantes, la Sociedad para el Fomento de la Industria Nacional, conocida comúnmente como Junta de Industria, sin embargo, Santa Anna y su administración tenían planes propios, por lo que en 1842 inició el remate de la cartera de préstamos del Banco. El dinero de la enajenación ingresó a la Tesorería General de la Nación y el 23 de septiembre del año citado, el General aludido expidió el decreto de disolución de esta institución». BIBLIOGRAFÍA Potash, Robert A., El Banco de Avío de México: El Fomento de la Industria, 1821-1846, México, FCE, (Sección de Obras de Economía), 1959, 281 pp. Memoria Presentada al Congreso de la Unión por el Secretario de Estado y del Despacho de Fomento, Colonización, Industria y Comercio de la República Mexicana, México, Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento, 1887. Otras fuentes: Potash, Robert A. El Banco de Avío de México: El Fomento de la Industria, 1821-1846. México: FCE., 1959. 281 p. (Sección de Obras de Economía). - Sánchez Flores, Ramón. Historia de la Tecnología y la Invención de México. México. Fomento Cultural Banamex A.C., 1980. 644 pp. Tomado el 19 de enero de 2023 de: Archivo General de la Nación / Instituciones Gubernamentales: época moderna y contemporánea / Administración Pública Federal S. XIX / Fomento / https://archivos.gob.mx/guiageneral/

26 de agosto de 1837. Informe de Juan Mier y Altamirano, promotor fiscal de Hacienda, sobre la asignación como asociado de la junta directiva del Banco de Avío, y nombramiento como asesor de la misma.

26 de agosto de 1937.

Documento que menciona al licenciado Juan Nepomuceno Mier y Altamirano en los archicvos del Banco de Avío en el Archivo General de la Nación.
Informe de Juan Mier y Altamirano, promotor fiscal de Hacienda, sobre la asignación de 25 pesos mensuales como asociado de la junta directiva y nombramiento como asesor de la misma con 50 pesos mensuales.
  • Archivo General de la Nación / Instituciones Gubernamentales: época moderna y contemporánea / Administración Pública Federal S. XIX / Fomento / Título: Banco de Avío (158).
  • Caja: 4
  • Expediente: 231
  • Signatura: 442549/41
  • Fecha Inicial: 26/Agosto/1837
  • Fecha final: 15/Enero/1842
  • Volumen y soporte: 11 fojas
  • Alcance y Contenido: Informe de Juan Mier y Altamirano, promotor fiscal de Hacienda, sobre la asignación de 25 pesos mensuales como asociado de la junta directiva y nombramiento como asesor de la misma con 50 pesos mensuales. México.

Fuente: Archivo General de la Nación / Instituciones Gubernamentales: época moderna y contemporánea / Administración Pública Federal S. XIX / Fomento / Título: Banco de Avío (158). Dirección del Archivo Histórico Central. Departamento de Organización y Descripción Documental. Banco de Avío (GD 158). Tomado el 19 de enero de 2023 de: https://archivos.gob.mx/InstrumentosConsulta/pdf/002MexicoIndependiente/006BancodeAvio.pdf

Nota:
«Por ley de 16 de octubre de 1830 se estableció un Banco de Avío, cuya finalidad era el fomento de la industria nacional. Surgió con un capital de un millón de pesos. Decía el artículo 2º: ``Para la formación de este capital se prorroga por el tiempo necesario, y no más, el permiso para la entrada en los puertos de la República de los géneros de algodón, prohibidos por la ley de 22 de mayo del año anterior``. Para la correcta dirección y administración de sus fondos se estableció una junta presidida por el Secretario de Estado y del Despacho de Relaciones, integrándose además por un vicepresidente, dos vocales, un secretario y dos escribientes. Aunque en la génesis de la idea que dió origen a esta institución participó D. José Manuel Payno, el propulsor de ella fue D. Lucas Alamán, cerebro de la administración del Presidente Bustamante. El propósito fue introducir en el país la tecnología industrial que empezaba a desarrollarse en Europa y en otras partes a fines del siglo XVIII y principios del XIX. Se tenía el interés de incrementar, a través del Estado, la evolución industrial. Manejó también los impuestos aduanales. Desde luego que la industria que tenía el Banco a la vista fue la textil. Frente a la política proteccionista de la administración del Gral. Guerrero, surgió otra, de aparente libre cambio, al mismo tiempo que de intervencionismo estatal. Por otra parte, no se estudiaron suficientemente las condiciones sociales y políticas del país, por lo que el éxito no fue el que esperaron sus autores. Se establecieron algunas fábricas, pero mucha maquinaria se perdió, ya que su misma transportación, en un país que carecía de ferrocarriles, resultó demasiado cara. A partir de 1840, el Banco de Avío ya no tuvo la capacidad monetaria para seguir proveyendo de capital a la industria, aún así, durante dos años más continuó existiendo una iniciativa para traspasar sus recursos y facultades a otras instrucciones, ésta fue instaurada por el vicepresidente de la Junta don Miguel Barreiro, quien a principios de 1841 propuso a la Cámara de Diputados que el Banco de Avío se fusionara con el Banco Nacional de Amortización de la Moneda de Cobre para formar una nueva institución bajo el nombre de Banco del Crédito Público, el plan no funcionó y de él se desprendió otra licitación proveniente de una asociación de fabricantes, la Sociedad para el Fomento de la Industria Nacional, conocida comúnmente como Junta de Industria, sin embargo, Santa Anna y su administración tenían planes propios, por lo que en 1842 inició el remate de la cartera de préstamos del Banco. El dinero de la enajenación ingresó a la Tesorería General de la Nación y el 23 de septiembre del año citado, el General aludido expidió el decreto de disolución de esta institución». BIBLIOGRAFÍA Potash, Robert A., El Banco de Avío de México: El Fomento de la Industria, 1821-1846, México, FCE, (Sección de Obras de Economía), 1959, 281 pp. Memoria Presentada al Congreso de la Unión por el Secretario de Estado y del Despacho de Fomento, Colonización, Industria y Comercio de la República Mexicana, México, Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento, 1887. Otras fuentes: Potash, Robert A. El Banco de Avío de México: El Fomento de la Industria, 1821-1846. México: FCE., 1959. 281 p. (Sección de Obras de Economía). - Sánchez Flores, Ramón. Historia de la Tecnología y la Invención de México. México. Fomento Cultural Banamex A.C., 1980. 644 pp. Tomado el 19 de enero de 2023 de: Archivo General de la Nación / Instituciones Gubernamentales: época moderna y contemporánea / Administración Pública Federal S. XIX / Fomento / https://archivos.gob.mx/guiageneral/

Agosto de 1832. Juan Nepomuceno Altamirano, como juez de distrito de San Luis Potosí, firma acuse de recibo de circular de Rafael Mangino, secretario de Hacienda.

17 de agosto de 1832.

Documento que menciona al licenciado Juan Nepomuceno Mier y Altamirano en los archicvos del Banco de Avío en el Archivo General de la Nación.
Circular impresa de Rafael Mangino, secretario de Hacienda, a Rafael Riestra, notificando que los
decomisos dispuestos para destinarse al fomento de la industria, según la ley del 31 de marzo de 1831, no corresponden al Banco de Avío. Acuses de recibo firmados por Ramón Ruiz, Juzgado de Distrito de
Veracruz; Ramón Huarte, comisario General de Michoacán; Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, juez de distrito de San Luis Potosí y Juan José García, comisario general de Querétaro .

  • Archivo General de la Nación / Instituciones Gubernamentales: época moderna y contemporánea / Administración Pública Federal S. XIX / Fomento / Título: Banco de Avío (158).
  • Caja: 4
  • Expediente: 210
  • Signatura: 42549/20
  • Fecha Inicial: 17/Agosto/1832
  • Fecha final: 25/Agosto/1832
  • Volumen y soporte: 12 fojas
  • Alcance y Contenido: Circular impresa de Rafael Mangino, secretario de Hacienda, a Rafael Riestra, notificando que los decomisos dispuestos para destinarse al fomento de la industria según la ley del 31 de marzo de 1831, no corresponden al Banco de Avío. Acuses de recibo firmados por Ramón Ruiz, Juzgado de Distrito de Veracruz; Ramón Huarte, comisario General de Michoacán; Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, juez deDistrito de San Luis Potosí y Juan José García, comisariogeneral de Querétaro. México.
Fuente: Archivo General de la Nación / Instituciones Gubernamentales: época moderna y contemporánea / Administración Pública Federal S. XIX / Fomento / Título: Banco de Avío (158). Dirección del Archivo Histórico Central. Departamento de Organización y Descripción Documental. Banco de Avío (GD 158). Tomado el 19 de enero de 2023 de: https://archivos.gob.mx/InstrumentosConsulta/pdf/002MexicoIndependiente/006BancodeAvio.pdf



Nota:
«Por ley de 16 de octubre de 1830 se estableció un Banco de Avío, cuya finalidad era el fomento de la industria nacional. Surgió con un capital de un millón de pesos. Decía el artículo 2º: ``Para la formación de este capital se prorroga por el tiempo necesario, y no más, el permiso para la entrada en los puertos de la República de los géneros de algodón, prohibidos por la ley de 22 de mayo del año anterior``. Para la correcta dirección y administración de sus fondos se estableció una junta presidida por el Secretario de Estado y del Despacho de Relaciones, integrándose además por un vicepresidente, dos vocales, un secretario y dos escribientes. Aunque en la génesis de la idea que dió origen a esta institución participó D. José Manuel Payno, el propulsor de ella fue D. Lucas Alamán, cerebro de la administración del Presidente Bustamante. El propósito fue introducir en el país la tecnología industrial que empezaba a desarrollarse en Europa y en otras partes a fines del siglo XVIII y principios del XIX. Se tenía el interés de incrementar, a través del Estado, la evolución industrial. Manejó también los impuestos aduanales. Desde luego que la industria que tenía el Banco a la vista fue la textil. Frente a la política proteccionista de la administración del Gral. Guerrero, surgió otra, de aparente libre cambio, al mismo tiempo que de intervencionismo estatal. Por otra parte, no se estudiaron suficientemente las condiciones sociales y políticas del país, por lo que el éxito no fue el que esperaron sus autores. Se establecieron algunas fábricas, pero mucha maquinaria se perdió, ya que su misma transportación, en un país que carecía de ferrocarriles, resultó demasiado cara. A partir de 1840, el Banco de Avío ya no tuvo la capacidad monetaria para seguir proveyendo de capital a la industria, aún así, durante dos años más continuó existiendo una iniciativa para traspasar sus recursos y facultades a otras instrucciones, ésta fue instaurada por el vicepresidente de la Junta don Miguel Barreiro, quien a principios de 1841 propuso a la Cámara de Diputados que el Banco de Avío se fusionara con el Banco Nacional de Amortización de la Moneda de Cobre para formar una nueva institución bajo el nombre de Banco del Crédito Público, el plan no funcionó y de él se desprendió otra licitación proveniente de una asociación de fabricantes, la Sociedad para el Fomento de la Industria Nacional, conocida comúnmente como Junta de Industria, sin embargo, Santa Anna y su administración tenían planes propios, por lo que en 1842 inició el remate de la cartera de préstamos del Banco. El dinero de la enajenación ingresó a la Tesorería General de la Nación y el 23 de septiembre del año citado, el General aludido expidió el decreto de disolución de esta institución». BIBLIOGRAFÍA Potash, Robert A., El Banco de Avío de México: El Fomento de la Industria, 1821-1846, México, FCE, (Sección de Obras de Economía), 1959, 281 pp. Memoria Presentada al Congreso de la Unión por el Secretario de Estado y del Despacho de Fomento, Colonización, Industria y Comercio de la República Mexicana, México, Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento, 1887. Otras fuentes: Potash, Robert A. El Banco de Avío de México: El Fomento de la Industria, 1821-1846. México: FCE., 1959. 281 p. (Sección de Obras de Economía). - Sánchez Flores, Ramón. Historia de la Tecnología y la Invención de México. México. Fomento Cultural Banamex A.C., 1980. 644 pp. Tomado el 19 de enero de 2023 de: Archivo General de la Nación / Instituciones Gubernamentales: época moderna y contemporánea / Administración Pública Federal S. XIX / Fomento / https://archivos.gob.mx/guiageneral/

miércoles, 18 de enero de 2023

24 de septiembre de 1845. El periódico El Veracruzano Libre reproduce la nota «Apuntes para la historia» del periódico La Opinión, de Querétaro, que menciona la participación de Juan Nepomuceno Altamirano en la conspiración de 1810.

24 de septiembre de 1845. El periódico El Veracruzano Libre reproduce la nota «Apuntes para la historia»  del periódico La Opinión, de Querétaro, del 11 de septiembre del mismo año, en la cual se menciona la participación del licenciado Juan Nepomuceno Altamirano (también Juan Nepomuceno Mier y Altamirano) en la Conspiración de Querétaro, y critica la versión escrita en el libro Ensayo Histórico de las Revoluciones de México, de Lorenzo Zavala. Esto sucede cuando el licenciado Altamirano está aún vivo, y es uno de los pocos sobrevivientes del evento para esa fecha.

La nota indica lo siguiente:

QUERETARO. 11 DE SETIEMBRE.

Apuntes para la historia. 

En el «Ensayo Histórico de las Revoluciones de México», escrito por don Lorenzo Zavala, hemos leído, en el tomo 1°, fascículo 52, el párrafo siguiente: «El cura del pueblo de Dolores don Miguel Hidalgo y Costilla concibió la vasta y atrevida empresa de ponerse a la cabeza de una revolución cuyas consecuencias el mismo no podía conocer. Había invitado a varias personas, y estaba de acuerdo con el coronel Allende, con el capitán Abasolo y otros pocos hombres de importancia. Era imposible que pudiese ocultarse una trama de tanta trascendencia a la vigilancia del gobierno, y el corregidor Domínguez tuvo órdenes de la audiencia para proceder inmediatamente a la aprehensión de los referidos y formar las causas. Dos cosas contribuyeron a que no se ahogase en su nacimiento está revolución: La lentitud con que obró el corregidor Domínguez, que se puede muy bien atribuir a su simpatía por los patriotas y por su causa, y el aviso oportuno que por vía extraordinaria dio la esposa del corregidor al cura Hidalgo y a don Miguel Allende. De manera que, mientras el corregidor de Querétaro extendía sus órdenes, practicaba diligencias y se disponía a obrar, el cura y sus compañeros dieron el grito en la noche del 16 de septiembre de 1810». 

Así se expresa el autor y no encontramos en su narración la exactitud y la crítica que exige la historia. El capitán don Ignacio Allende no era coronel, ni se llamaba Miguel; Vivía en San Miguel El Grande, de la intendencia de Guanajuato, era militar...

(Ilegible).

…temas que contenía la Nueva España …
…una junta de seguridad que desconociese la junta central de Madrid, por la desconfianza que de ella se tenía, y el pronunciamiento debieron haberlo verificado los ayuntamientos por el mes de febrero de 1811, auxiliados por las guarniciones militares a cuyo fin se trabajaba con asiduo empeño. Pero fa…to el plan se desconcertó por lo que relataremos brevemente.

El día 13 de septiembre de 1810 por la noche a consecuencia de una riña que trabaron el sargento Eugenio Moreno y José María, el cohetero, con Francisco Araujo, y su compañero Ramón Alejo Rincón, resultó muerto el primero y mal herido el segundo. El 14 por la mañana fue reducido a prisión ahora ajo y poco de estar en la cárcel pidió al juez una audiencia privada asegurando que era de mucho interés. Se le saco de la cárcel con tal motivo y estando en presencia del juez dijo que descubriría un gran secreto si se le perdonaba la vida por el crimen que había cometido en la noche anterior.  el juez a precaución oficio al corregidor y al comandante de brigada suplicándoles que concurriesen a presenciar aquel acto que le parecía de mucha importancia. Concurrieron en efecto. Conferenciaron todo el día sobre este punto y a fin acordaron que se le concediese al reo lo que pedía si el denuncio era cosa en que se interesa hace la seguridad pública. Descubrió entonces que su cuñado don Epigmenio González, comerciante de pulpería en esta capital, proyectaba una Revolución contra los españoles para cuyo fin tenían su propia casa municiones, armas de fuego, machetes y lanzas. Luego que se supo esto, el alcalde primero, don Juan Ochoa, a las 10 de la noche, procedió a la prisión de do Epigmenio, de su hermano don (Emeterio)…

(Ilegible).

…de Santiago… 
…de marzo del año…
… redujo a presión y se le… correspondiente porque no tuvo parte ninguna…
…los bienes todos de don Epigmenio… 
…ocultaron pues y otros se salieron fuera para escapar del riesgo en que estaban. (Hacemos) aquí una honrosa mención de los que en su fuga hicieron un servicio importante a la causa pública. Fue el primero don Francisco Lojero, radicado hoy en Matamoros, y el segundo don Ignacio Pérez, actual alcaide de la cárcel, que salieron ambos el mismo día 15 de su motu propio y sin mutua combinación, para San Miguel El Grande el primero, y para el pueblo de dolores el otro, a dar cuenta los ilustres caudillos Hidalgo y Allende de lo que pasaba en Querétaro. Pérez llego a la villa a la oración de la noche y no estando allí el señor Allende porque ese mismo día había marchado a Dolores vio al capitán don Juan Aldama, le comunico el objeto que lo había puesto en camino, y sin detención salieron ambos para el repetido pueblo de Dolores. llegaron entre doce y una de la noche y encontraron reunidos en el cuarto a los señores Hidalgo, Allende, capitán Abasolo y a un correo de apellido Mendoza, que de México había enviado el Marqués de San Juan de Rayas avisando al Señor Allende que ya el virrey tenía noticias noticia de la conspiración que se tramaba y que se le había comunicado, por un anónimo procedente de Querétaro. Este aviso y las noticias de don Ignacio Pérez pusieron sobre ascuas a los señores Hidalgo y Allende y al momento dieron el memorable grito de libertad con poquísima gente y se procedió a la prisión de los españoles que estaban radicados en aquel pueblo.

El día 16 (después diremos lo que sucedió en Querétaro el día 15) en la mañana se reunieron en Dolores unos 500 hombres de a pie y de a caballo…

(Ilegible).

…el señor Hidalgo se quedó Y solo el capitán Allende vino a ella con Pérez que la acompañaba cuando esté campeón ilustre se presentó al cuartel. El sargento mayor don Manuel Camoñes, español, tenía ya ordenada la tropa para prenderlo, pero fueron burladas sus esperanzas. Apenas dijo Allende: «Dragones, ¡viva la patria! El que (desee) seguirme en la grandiosa (empresa que) me ocupa, salga enfrente con su caballo». Todos los que estaban formados dieron un paso adelante por un movimiento rápido y uniforme; y el sargento mayor fue preso en el acto; y aunque era un militar valiente, le anonado está peripecia trágica que había estado muy distante de su previsión.

Mientras esto pasaba en el cuartel, se reunieron en las casas reales el señor cura del lugar, el señor Bellogín, alcalde mayor, de señor coronel Canal, los reverendos padres del oratorio y los españoles. Se encamino para ellas el capitán Allende con la tropa y se encontró con las puertas cerradas, pero el párroco salió al balcón y después de un largo debate propuso que se entregarían las personas de los españoles si se garantizaban sus vidas y sus intereses. Así se hizo y todo concluido sin desgracia alguna se le aviso al señor Hidalgo que ya los europeos estaban en el Loreto y la tropa toda a su disposición; que abrazara sin cuidado alguno, y así se verificó. Estos fueron los primeros movimientos políticos que le dieron el ser que hoy tiene a la república mexicana. Hablemos de Querétaro. 

Don Joaquín Arias, capitán del regimiento de Celaya, era uno de los comprometidos en la revolución y estaba destinado para dirigir en Querétaro el pronunciamiento, que como hemos dicho debió haberse verificado en el mes de febrero. Pues este militar cobarde, sobrecogido de miedo por la prisión de don Epigmenio, y creyéndose perdido, resolvió entregar a sus compañeros y de acuerdo con el comandante de brigada don Ignacio García Rebollo, y del alcalde 1° don Juan Ochoa, puso un oficio a las seis de la tarde del día 15 en que le decía al…

(Ilegible).

…Señor comandante de brigada Don Ignacio García Rebollo. 

A consecuencia de esto lo fue a atender el mayor de plaza, don José Alonso, a quién le entregó una lista de los que estaban comprendidos en la conspiración que tramaban el cura Hidalgo y el capitán Allende. Vista la nómina, se determinó la prisión de los que estaban en el poblado, y se mandó disponer una partida de cuarenta hombres que al día siguiente fuese a prender a don Ignacio Allende; y en efecto salió dicha partida al mando del teniente de dragones de México don Manuel Cabrera. Este oficial llego a San Miguel a las cinco de la tarde del día 16, supo por Camañes lo que había pasado en Dolores la noche anterior, y que los sublevados estaban al llegar a la villa, y al momento sin pensar en otra cosa, contramarchó para esta capital. Los presos del día 15 fueron los siguientes:

El corregidor don Miguel Domínguez, su esposa doña Josefa Ortiz de Domínguez, bachiller don José María Sánchez, licenciado don Domingo Lazo de la Vega, licenciado don Juan Nepomuceno Altamirano, licenciado don Lorenzo Parra, don Antonio Téllez, teniente don José María Cabeza de Vaca, el guatemalteco oficial don Luis Pérez, creyendo que era don Ignacio.

La lista era numerosa y contenía personas muchas de otros lugares; pero por lo que hace a Querétaro debían haber sido presos el doctor don Manuel Iturriaga, prebendado de Valladolid, y el capitán Valenzuela, pero el primero había sido sepultado el día 14 en la venerable congregación, y el segundo estaba en Jerécuaro, y tuvo lugar de unirse a los pronunciados. El capitán Arias no supo de otros varios comprometidos y por eso se escaparon de la prisión don Juan José García y Enríquez, don Ramón Covarrubias, reverendo padre don Dimas de Lara, prepósito de San Felipe, don Ignacio Villaseñor y Aldama, don Ignacio Camargo, don Luis Sánchez Velázquez, don Isidro Velasco Enríquez, don Jorge Guillén y muchos otros que con el transcurso del tiempo se nos han ido de la memoria.

(Ilegible).

…los ayuntamientos renovados en diciembre, por mitad criollos y europeos, habrían hecho la revolución sin estrépito, sin sangre, sin desgracia ninguna; pero descubierto todo y en peligro inminente de perder la vida en un cadalso, no solo los caudillos, sino infinidad de hombros repartidos en la Nueva España, era preciso en tan estrecho caso, mover las masas y hacer una revolución popular, ya que no podía contar con los ayuntamientos en aquellos instantes para hacerle política. Entre morir ignominiosamente o abrazar este partido no había medio, y era menester abrazar uno de los dos extremos, y en verdad Que ni el más estúpido del mundo adoptaría el primero. Hacemos esta indicación para indicar a nuestros primeros jefes, de quienes dice don Lorenzo Zavala que cometieron su atrevida empresa sin plan ninguno razonable, y sin previsión de los resultados. ¿Sin prever los resultados? Ellos dijeron muchas veces: «Vamos a morir sin hacer la independencia, pero la harán nuestros pósteros. La tiranía tiene sus periodos fijos, y el amor a la libertad es inherente al hombre y obra como el rayo cuando se pone en movimiento. Sepan los americanos lo que pueden unidos, y ellos tarde o temprano serán libres». Así se expresaban en sus conversaciones y en sus proclamas, y el señor Zavala debería haber respetado las luces de esos grandes hombres, así como elogia sus heroicos sentimientos. Podría, en fin, no haber olvidado que los hombres perseguidos no tienen otro plan que salvar de los riesgos a todo trance, como él supo hacerlo el año de 1828 de pésima memoria. Para concluir, diremos dos palabras de don Epigmenio González.

Este queretano respetable, por amor a su patria, perdió la libertad, sus intereses todos, y sufrió una presión de veintisiete años, parte en esta cárcel y parte el Manila, en donde estuvo de presidiario hasta que España reconoció la independencia, que agobiado por el peso en las necesidades volvió a su país, y hoy vive en la capital de Jalisco, manteniéndose módicamente de su personal trabajo y…

(Ilegible).

…le señaló una pensión de mil doscientos pesos anuales, y como se ignoraba su paradero, en cuenta de ella se estuvieron dando a su hermana cincuenta pesos mensuales hasta que falleció. Hoy que podría reclamar los bienes que le embargaron en 1810, no mueve sus labios. Tal es su moderación.

Más adelante daremos razón de la ulterior conducta del capitán Arias (La Opinión).


Fuente: (1845, Septiembre 24). Page 3. El Veracruzano libre. https://gpa.eastview.com/crl/irmn/newspapers/verl18450924-01.1.3

Fragmento de la página 2, del ejemplar del periódico El Veracruzano Libre del 24 de septiembre de 1845.

  Fragmento de la página 3, del ejemplar del periódico El Veracruzano Libre del 24 de septiembre de 1845.