14 (¿o 24?) de junio de 1823. Documento con relación de los méritos literarios y politicos del licenciado Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, firmado por el licenciado José Domingo Laso de la Vega, rector del Ilustre Colegio de Abogados.
Relacion de los méritos literarios y politicos del Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano acreditados con respectivos documentos fehacientes que paran en poder del Sr. Rector del Ilustre Colegio de Abogados quien certificará al calce de ella y los manifestara si fuere necesario
Cursó la filosofía en el Colegio de San Francisco Xavier de la Ciudad de Querétaro, habiendo sustentado dos actos públicos y una academia, según la costumbre de dicho colegio, mereciendo que en la solemne distribución de lugares lo honrase su maestro con el primero. Se graduó en artes en esta Pontificia Universidad y salió aprobado para estudiar cualquier facultad. Pasó después a estudiar jurisprudencia al Colegio Seminario de esta corte, donde obtuvo las más honorificas calificaciones en los empeñosos exámenes anuales que hace dicho Seminario. Se le señaló para competir y sustentar los actos menor y mayor del estatuto del mismo colegio, el que le franqueó las expensas de dichas funciones literarias de sus propios fondos, y al fin tuvo el honor de que se le asignase el primer premio de cánones, que recibió de mano del ilustrísimo señor arzobispo Lizana, el año de 1803. Graduado en cánones, comenzó la pasantía de leyes en el estudio del licenciado don José Domingo Laso de la Vega, rector del Ilustre Colegio de Abogados y, concluido el término, entró a examen de este mismo colegio, habiendo sido aprobado con todos los votos nemine discrepante y, a consecuencia, se recibió de abogado por la excelentísima audiencia territorial de esta corte el año de 1809. Se trasladó en aquel tiempo a la ciudad de Querétaro a ejercer su profesión, desempeñando con el mayor honor y actividad los muchos y delicados negocios que se le confiaron, ya en calidad de patrono ya de asesor, despachando asimismo multitud de causas de oficio de que se hallaban recargados aquellos juzgados, sin que jamás se le hubiera hecho el más mínimo reclamo ni por los mismos tribunales ni por los superiores.
En cuanto a los sentimientos de patriotismo, amor a la independencia, y servicios hechos en favor de la causa publica y de la libertad, bastará decir que mereció la mayor confianza y el más alto concepto de uno de los primeros héroes (el señor don Ignacio Allende), quien le instaba formase un plan de independencia, y lo pusiese a él en acción para la misma empresa, como se percibe de una carta escrita y firmada del puño del mismo general, con fecha de 16 de noviembre 1809, que para en poder del mismo licenciado Mier y Altamirano. Bastará insinuar que fue una de las primeras víctimas del despotismo, pues casi a la hora misma en que los señores Hidalgo y el mencionado Allende daban el grito de libertad, el memorable día 16 de setiembre del año de 1810, en el pueblo de Dolores, fue conducido a la prisión, en la misma ciudad de Querétaro, con otros vecinos honrados, entre ellos el excelentísimo señor Domínguez, su corregidor entonces y actualmente miembro del Supremo Poder Ejecutivo, por haber tenido participio en los planes de independencia que habían formado aquellos desgraciados caudillos.
Establecido el sistema constitucional el año de 1813, fue electo (por) la primera vez regidor de aquel ayuntamiento y, aunque el gobierno antiguo por un rasgo de su arbitrariedad anuló entonces todas las elecciones que constituyeron dicho cuerpo, al siguiente año con arreglo al método constitucional fue (por) segunda vez colocado en el número de los regidores de la propia corporación, y pocos días después fue electo diputado suplente para las Cortes de España. En ese mismo año, fue propuesto para juez de letras del partido de la repetida ciudad, y se le confiaron varias y delicadas comisiones, entre ellas el arreglo de las escuelas públicas y la formación de nuevas ordenanzas de cabildo. Luego que resonó en aquella provincia la voz de independencia pronunciada en Iguala, redobló todos sus esfuerzos para uniformar la opinión de sus conciudadanos sobre un objeto tan importante: hizo circular la obra del célebre Pradt, muy rara entonces y que había procurado adquirir anticipadamente. Después que se organizó el gobierno, y expidió su convocatoria la junta provisional gubernativa para la elección de ayuntamientos y diputados del congreso, fue electo (por) cuarta vez regidor decano del ayuntamiento de la misma ciudad de Querétaro, y poco después diputado suplente del Soberano Congreso Constituyente Mexicano. En todo el tiempo corrido desde entonces hasta fines del próximo pasado año, casi no ha cesado de turnar en las varas de alcalde de 1a, 2a, y 3a elección, por ausencia o impedimento de los propietarios, y con grave perjuicio de sus personales intereses, por haberse embarazado con atenciones y frecuentes asistencias a cabildo el despacho y giro de sus negocios.
Me constan los precedentes méritos del licenciado don Juan Nepomuceno Mier y Altamirano los unos por documentos que he visto, y paran en mi poder, y otros porque los he presenciado. México, 14 de junio de 1823.
Jose Domingo Laso de la Vega.