miércoles, 3 de abril de 2024

19 de septiembre de 1820. Mención de elección de Juan Nepomuceno Mier y Altamirano como diputado suplente por Querétaro para las Cortes de la Monarquía Española.

19 de septiembre de 1820. Mención de elección de Juan Nepomuceno Mier y Altamirano como diputado suplente por Querétaro para las Cortes de la Monarquía Española. Así lo informa la página del Congreso de los Diputados de España (ver enlace).


MIER Y ALTAMIRANO , JUAN NEPOMUCENO

Datos generales

Elecciones: 03. Elecciones 1820

División: Nueva España (Virreinato)

Circ./Distrito: Querétaro

Electores: 5

Fecha elección: 19/09/1820

Profesión: Regidor del Ayuntamiento de Santiago de Queretaro

Observaciones

Observaciones: Elegido como suplente, no llegó a formar parte de las Cortes. El número de electores corresponde a los elegidos en los partidos. Ver también A.C.D. Serie Documentación electoral legajo 7 número 17.

Signatura:A.C.D. Serie documentación Electoral

Signatura:A.C.D. Serie documentación Electoral: 7 nº 25


Fuente: Congreso de los Diputados. Obtenido de: https://www.congreso.es/es/historico-diputados?p_p_id=historicodiputados&p_p_lifecycle=0&p_p_state=normal&p_p_mode=view&_historicodiputados_mvcRenderCommandName=mostrarDetalle&_historicodiputados_nume=3234 

20 de septiembre de 1820. Mención de elección del Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano como diputado suplente por Querétaro para las Cortes de la Monarquía Española.

20 de septiembre de 1820. Mención de elección del Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano como diputado suplente por la provincia de Querétaro para las Cortes de la Monarquía Española.

Esto se informó así en el periódico El Noticioso General del miércoles 4 de octubre de 1820:

Querétaro, 20 de setiembre de 1820.

Sr. Editor del Noticioso general:

Por satisfacer los deseos patrióticos de los vecinos de esta ciudad, no menos que los míos, suplico a ud. tenga a bien insertar en un suplemento a su periódico la siguiente relacion de todo lo acaecido en el nombramiento de diputados por esta provincia. Asi verán cuantos leyeren el Noticioso, que el benemérito pueblo de Querétaro es tan entusiasta de la Constitución, como el que lo fuere más.

Reunida la Junta electoral de Partido en los días que previene la preparatoria de México, quedaron electos diputados en Cortes: El Sr. D. José Manuel Septiem, regidor decano de este M. I. Ayuntamiento constitucional. = Suplente: el sr. Lic. D. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, también individuo del mismo Ayuntamiento, y Diputado de Provincia el sr. Lic. D. Juan Maria Barquera, residente en esa capital.

Un concurso inmenso de toda clase de gentes estaba aguardando con la mayor ansia desde las calles y puerta del salón del editicio público en que se han acostumbrado celebrar estas asambleas, al que había de desempeñar la publica confianza en el Soberano Congreso Nacional, e inmediatamente que oyeron el nombre de Septiem, pronunciado por los concurrentes de adentro, prorrumpieron en los mas expresivos gritos de júbilo y entusiasmo, manifestando en todas sus acciones la aprobación mas decidida del nombramiento.

Aún no salían los señores de la Junta para asistir al Te Deum, cuando el pueblo se apoderó de los coches que habían de conducir al diputado y a los electores, quitó las mulas y, llevándolos en brazos hasta colocarlos en sus asientos, se dirigieron para la parroquia principal entre mil vivas y aclamaciones de la mas bien sentida alegría, acompañándolos las músicas militares de Zaragoza y de los cívicos, a que correspondía un solemne repique general, muchos cohetes y cámaras, arrojándoles al paso, desde las torres y balcones, flores, tarjetas y obleas de diversos colores.

Concluido el Te Deum, salieron de la parroquia, y no satisfechos todavía los deseos del pueblo, se empeñó en llevarlos en triunfo por las calles principales hasta dejar al diputado en su casa, en cuyo zahuan estaban ya prevenidas varias sillas cubiertas de cortinas de seda destinadas para el señor jefe político diputado y electores, quienes por fuerza tuvieron que ocuparlas; y de este modo fueron trasladados a un vistoso corredor de la misma casa que cae a la Plaza de la Constitución. Allí permanecieron algún tiempo acompañadas de los principales ciudadanos, que fueron testigos de las demostraciones de regocijo de este recomendable pueblo, que sin cesar repetía: víva la Constitución, viva el gran Fernando VII, viva el diputado, viva el general, y viva Querétaro.

En la tarde, salió el diputado acompañado de los regidores para dar un paseo por la Alameda; y al retirarse á las oraciones, se repitió el mismo extraordinario júbilo del pueblo, que lo acompañó con las músicas de la tropa hasta las casas consistoriales.

Los individuos del Ayuntamiento con otros patriotas determinaron dar un banquete en la Aduana Nacional a los electores en justo y debido reconocimiento por su acertada elección; y a pesar de la mucha premura de tiempo, tuvimos ayer la satisfacción de ver servir ciento veinte cubiertos con toda la esplendidez y abundancia que se hubiera podido en ocho días de prevención. El entusíasmo de los convidados se manifestó con la misma energía que el del pueblo, y los aficionados de Apolo dijeron muchos versos improvisando, de los que solo he podido conseguir los siguientes:

El señor comandante general Luaces:

Viva la Constitución, 

Viva la Patria y el Rey, 

Y viva la justa Ley 

Que hoy eleva a la Nación. 

Viva el héroe campeón, 

Que hizo la dicha accesoria. 

Conserve siempre la historia 

La memoria de este dia 

Y Septiem a quien confia 

Querétaro su honor y gloria.

 

Nada importa desgracias que pasaron, 

Cuando bienes presentes nos rodean, 

Los grillos y cadenas se colgaron 

Y nuestros males olvidados sean. 

Gracias al Ser supremo que llegaron 

Los momentos felices en que vean 

Los miserables hijos de Vulcano  

La union, la paz, y el bien del suelo Hispano.

 

El Dr. y Mtro. D. Joaquin de Oteyza dijo:

¡Queretanos felices! llegó el dia, 

Que ansiosamente suspirado 

Por fin entre mil vivas ha inundado 

Todos los corazones de alegría. 

Unido el clero, pues, con la voz mia, 

Las dichas, que Queretaro ha logrado 

En uno y otro ilustre Diputado, 

Aplauden y celebran a porfía.

¡Viva, pues, la Nación! ¡vivan dichosos 

Los dos Representantes Queretanos! 

¡Vivan los Electores venturosos! 

¡Viva el Monarca en fin! ¡Vivan ufanos 

Los que esta Union formaron amistosos! 

¡Y vivan siglos mil los ciudadanos!

 

El Lic. D. Anastasio de Ochoa, dijo: 

Todo anuncia el placer: benigno el cielo 

De tan antiguos males condolido, 

Rotas ya las cadenas, ha querido 

La libertad enviarnos y el consuelos 

Logró por fin el Queretano suelo 

Ver su sólido bien establecido 

En los dos Diputados, que ha elegido 

De nuestros Electores el desvelo. 

Gózate, pues, Queretaro dichosa, 

Gózate, pues, y llena de alegría 

Bien puedes ya llamarte venturosa: 

Pues ves en este suspirado dia 

De tu felicidad la época hermosa, 

En los dos héroes que la patria envía.  

 

El R. P. Guardián de S. Antonio, dijo: 

Ved, señores, ya en este ciudadano 

Ingénuo, sabio, y próvido igualmente

Verificada la elección presente

A impulsos de un influjo soberano,

 

La diestra liberal, divina mano,

A quien debe su ser todo viviente, 

 

Es quien nos da en Septiem un confidente 

Lustre y honor del Pueblo Queretano. 

Esperemos un poco, y la elección 

Confirmarán sus hechos de acertada: 

Cuidará de la paz y de la union, 

Inmortalizará su patria amada. 

O no es el, o ya en mi predicción 

Nada hallaréis que tenga de infundada.

 

El Regidor D. José Maria Fernández de Herrera, dijo: 

Viva nuestro augusto Rey 

Por siglos mil eternales, 

Que elevó los liberales 

Jurando la santa Ley.

 

Un Elector de Cadereyta dijo: 

Con afecto el mas puro y mas sincero 

A tanta aclamación agradecido,

Y unido en todo con mi compañero 

Puesto que Cadereyta nos ha unido; 

Lleno de un gozo puro y verdadero, 

Ya que nuestra elección ha complacido, 

Agradece mi labio la hidalguía 

De esta ilustrada y noble compañía.

 

D. Romualdo Ruano dijo: 

Ya que la suerte dichosa 

Hizo por casualidad, 

Que esta bella sociedad 

Hoy se uniese aquí obsequiosa; 

Esta Aduana venturosa 

Por medio de la voz mia, 

Toda llena de alegría 

A tan sabios Diputados, 

Electores y asociados 

Felicita en este día.

 

El Regidor Herrera dijo: 

Manifestemos, señores. 

Hoy nuestro agradecimiento 

Con el noble Ayuntamiento 

A los dignos Electores 

Merecen eternos loores 

Por su elección acertada; 

Pues si en ella está fincada 

Nuestra gloría y nuestro bien, 

Todos creemos que Septiem 

Nos la dará sancionada.

 

El mismo:

Suene desde hoy la Fama sus clarines, 

Y con sus bocas ciento clame ufana      

La venturosa unión de Gachupines 

Con la grande familia Americana. 

Y pues que conspiramos a unos fines, 

Viva la Ley, digamos, soberana, 

Que une con dulce lazo duradero 

Al Criollo juntamente y al Ibero. 

 

El mismo: 

Viva el Papa, viva el Rey 

Viva la Constitución, 

Y la fraternal union 

Protegida por la Ley: 

En adelante una grey 

Formaremos de contado, 

A quien el cetro y cayado 

Regirán con lenidad. 

Siendo la arbitrariedad, 

Y el despotismo arruinado.

 

El mismo: 

Loor eterno, señores, a Arco-Agüero, 

A Baños, a Quiroga y sus legiones, 

A Riego, a Agar, al que rompió primero 

De nuestra esclavitud duras prisiones: 

Grabados vivan con amor sincero  

Nombres tan dulces en los corazones 

Del patriota vecino Queretano 

Y de todo el que sea buen ciudadano.

 

Séptima real que dijo el ciudadano capitán de Zaragoza f. 

¿Quién hoy por la patria aboga? 

Quiroga. 

¿Quién fue en su deber mas ciego? 

Riego. 

¿Quién reparó nuestros daños? 

Baños. 

Males de trescientos años 

Concluyeron en el dia 

Que abrió puerta a la alegría 

Con Quirogá, Riego y Baños.

 

Los ciudadanos Bueras, Osores, López de Aguirre, Esquivel, Delgado, Pacheco y Acosta con otros varios lográron la satisfacción de significar con más viveza los deseos que a todos nos animan, pues presentaron al diputado dos niños perfectamente vestidos, uno que representaba la España, y otro la América, llevando entrambos un papel con varios versos de plácemes y enhorabuenas, que no me ha sido dable conseguir hasta ahora. Por la noche se dió un gran baile en el patio de la misma Aduana, que se adornó y cubrió todo con la mayor decencia, y se dispuso un abundante y magnifico refresco. 

B. L. M. de ud. su atento seguro servidor, —J. M. F. de H.

 

Fuente: (1820, Octubre 4). Page 5. Noticioso general. https://gpa.eastview.com/crl/irmn/newspapers/notg18201004-01.1.5 

 









 

sábado, 27 de enero de 2024

19 de junio de 1820. Juan Nepomuceno Altamirano es elegido como elector de regidor por la junta parroquial de la Divina Pastora.

19 de junio de 1820. El licenciado Juan Nepomuceno Altamirano es elegido como elector de regidor por la junta de la parroquia de la Divina Pastora. El Diario de Querétaro menciona lo siguiente:

19. La mañana de este día se verificaron las juntas parroquiales para la elcción de elctores para el nombramiento de regidor y alcalde ordinario, y lo fueron los sujetos siguientes:

Parroquia de Santiago

Electores

El actual señor cura, doctor y maestro don Joaquín Oteyza

Don Manuel de la Bárcena

Don Maroano Guevara

Don Ramón Cobarruvias


Señora Santa Ana

Bachiller don Fermín Osores.

Bachiller don José María Guevara

Don Mariano Marroquín

Don Feliciano Barrera

Don José Ramón Mora


Espíritu Santo

Capitán don Juan José García Rebollo

Capitán don Juan José Jáuregui

Don Vicente López Aguirre


Divina Pastora

Don José Manuel Septién

Bachiller don Ignacio Rico

Licenciado don Juan Altamirano

Don Pedro Merino


San Sebastián

Señor cura don José María Torre

Bachiller don Buenaventura Guevara

Bachiller don Pablo Vega

El maestro carpintero don Cirilo N

y tres naturales de la República.




viernes, 15 de septiembre de 2023

17 de septiembre de 1837. Poemas de Juan Nepomuceno Mier y Altamirano por la celebración de la Independencia de México.

AD NOSTRATES HEROAS

Epigrama

Pro dulci patria fato cecidistis acerbo;
Non hoe supsalicium, quippe triumphus  erat.


Soneto

Al rayo que lanzó cobarde mano
exhalan firmes el postrer aliento,
los que fijaron en eterno asiento
la libertad del pueblo mexicano.

La esclava turba que aduló al tirano
ostenta el espectáculo sangriento,
y en la embriaguez del bárbaro contento,
los baldona, y calumnia… todo en vano.

No se abaten sus fuertes corazones,
porque la infamia pertenece al vicio,
y por la gloria brillaba en sus acciones:

Si por la patria hacéis el sacrificio
de vuestras vidas, ínclitos varones,
de un magnífico triunfo es el suplicio.

Lic. Juan Nepomuceno Mier Altamirano
Diario del Gobierno de la República Mexicana. Domingo 17 de setiembre de 1837.




Salve laeta dies meliorque
Revertere Semper:
OBID. FASTOR. LIB. 1.

SONETO

Exangüe, descaecida, sin aliento.
y bajo el peso de servil cadena
yacía de dolor la patria llena
sobre el suelo más fértil y opulento:

Apurado por fin el sufrimiento,
se levanta del polvo, su voz truena,
y en el extremo de su infanda pena
de sus hijos provoca el ardimiento:

Entonces fue cuando con pecho fuerte
y heroico arrojo, impávidos caudillos,
la libertad juráisteis, o la muerte…

Vuelve, pues, con serenos almos brillos,
día de gloria, a mejorar la suerte
del en que rotos fueron nuestros grillos.

Lic. Juan Nepomuceno Mier Altamirano
Diario del Gobierno de la República Mexicana. Domingo 17 de setiembre de 1837.

Fuente: Hemeroteca Naciona Digital de México, Diario del Gobierno de la República Mexicana, Fecha: 1837-09-17: https://hndm.iib.unam.mx/consulta/publicacion/visualizar/558a33537d1ed64f1693a61e?intPagina=1&tipo=pagina&anio=1837&mes=09&dia=17 
y Hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional de España, Diario del Gobierno de la República Mexicana, Fecha: 1837-09-17: https://hemerotecadigital.bne.es/hd/es/viewer?id=fa6cff64-a771-4ead-abdf-25a2ffc50988




martes, 12 de septiembre de 2023

12 de noviembre de 1841. Poema de Juan Nepomuceno Mier y Altamirano en agradecimiento al Dr. Jecker.

AL DR. JECKER

(quien operó al Lic. Mier y Altamirano de una catarata en el ojo derecho)

Lux si oculis aberat fusco velamine tectis,
vix dígitos moveas fulgida Jecker, adest
Mirificâ natura tuâ bene vincitur arte:
Cœci olim testes, sum quoque testis ego.


Versión libre

Si la pura alma luz no penetraba
del ojo triste la turbiosa lente,
a un leve movimiento de tus dedos
el velo se descorre, insigne Jecker.

Naturaleza aunque fecunda y sabia
a tu arte y tu pericia el triunfo cede.
Muchos que fueron ciegos son testigos,
Y entre estos es razón que me numere.

Juan Nepomuceno Mier y Altamirano
El Siglo Diez y Nueve. 12 de noviembre de 1841.




27 de octubre de 1838. Poema de Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, en las públicas solemnes exequias del ínclito general mexicano D. Agustín Iturbide, con ocasión de trasladarse sus cenizas a la Santa Iglesia Metropolitana.

In publica solemni parentatione incliti Mexicani excercitus imperatoris Agustini Iturbide, cum ejus cineres ad Metropolitanam Basilicam transferrentur.

PARCERE SUBIECTIS: PATRIAE DIRUMPERE VlNCLA
        HAEC SUMMI APPARENT CRIMINA MAGNA VIRO
SAEPIUS IPSE SUOS HOSTES DEVINXIT AMORE
        INVISUS MULTIS, QUOS MANUMISIT ERAT
QUEM BELLIS TOTIES CLYPEO VICTORIA SERVAT
        FRATERNA, INFANDUM! CONCID1T INVIDIA
EXSUVIIS DITATA TUIS PATER OPTIME CARIS
        MEXICUS INFERIAS, JAM TIBI SOLVIT AMANS.


Version libre por el mismo autor.

En las públicas solemnes exequias del ínclito general mexicano D. Agustín Iturbide, con ocasión de trasladarse sus cenizas a la Santa Iglesia Metropolitana.

Perdonar generoso a los vencidos,
y romper de la patria las cadenas:
tales fueron los crímenes atroces
del hombre digno de memoria eterna.

El amor conquistó de aquellos mismos
que en bélicas funciones combatiera;
pero fue aborrecido de no pocos
que libres fueron por su heroica diestra.

Cubrióle la victoria con su escudo
en medio de las lides más sangrientas,
pero cayó abrasado por los rayos
de envidia fraternal ¡maldad horrenda!

México enriquecida, poseyendo
tus mortales despojos dulces prendas,
oh padre de la patria te consagra
un tributo de honor amante y tierna.

Lic. J. N. Mier y Altamirano.
El Iris. Periódico literario, político y mercantil. Sábado 27 de octubre de 1838. 

Por el traslado de los restos mortales de Agustín de Iturbide a la Capilla de San Felipe de Jesús, en la Catedral de la Ciudad de México.

Fuente: (1838, Octubre 27). Page 4. El Iris. https://gpa.eastview.com/crl/irmn/newspapers/eirs18381027-01.1.4 
Ver también: Catálogo deLucina Moreno Valle. 1821 - 1853. Enlace: https://lafragua.iib.unam.mx/catalogo/1821-1853/3696 






16 de septiembre de 1836. Poema. Romance de Juan Nepomuceno Mier y Altamirano titulado «La libertad en México proclamada en Dolores».

LA LIBERTAD DE MÉXICO PROCLAMADA EN DOLORES

Romance endecasílabo en el aniversario que de aquel glorioso acontecimiento se hace hoy en esta capital por el Lic. J. N. Mier y Altamirano (16 de setiembre de 1836).

…Quisquis patriam, cerosque penates,
Qui sobolem, ac thalamos, desertaque, pignora quærit,
Ense petat: medio posnit Deus omnia campo.
LUC. PHARS. LIB. 7.

…Quæque ipsi misérrima vidi
Et quorum pars magna fui…
VIRGIL. ÆNEID. LIB. 2.

Canto a varones de inmortal memoria,
Y los esfuerzos noblemente osados
Que hicieron por volver su antiguo lustre
Al poderoso pueblo mexicano.

Canto la cruel ira, los furores,
Con que los hijos ávidos ingratos
De la indomable y orgullosa Iberia
Resisten y acrecientan los agravios.

¡Libertad celestial y encantadora,
Que en los siglos felices, y lejanos,
De Trasíbulos, Brutos, y Catones,
Tocaste el corazón, armaste el brazo!

Sola tú ensalzar puedes los prodigios
Del valor impertérrito, inflamado,
Que cuanto más difícil es la empresa
Tanto más se sublima el entusiasmo.

Tú sola puedes conocer el precio
Del honorable sacrificio amargo
Que hicieron nuestros ínclitos caudillos
Por el sostén de tus derechos santos:

Siglos, generaciones, y sucesos,
La faz de todo el globo habían cambiado,
Mientras el despotismo las cadenas
Sin alivio arrastraba el mexicano:

Lánguido, y abatido, y sin aliento;
(Lo diré; o callaré) mísero esclavo,
En el exceso de su infanda pena
Ni levantar los ojos le era dado:

Tal fue su condición, lo sabe el mundo,
Desde aquel azaroso día infausto
En que Holguín, al augusto prisionero
Rindió el cuerpo; no el ánimo esforzado.

Cerca de tres edades transcurrieron
(Huehuetilistli en el idioma patrio)
Las que a otros tantos siglos casi iguales
El dolor y la afrenta prolongaron:

Apurose por fin tanta paciencia…
Pesaba más y más el yugo hispano.
¿Para qué renovar lo que la historia
Con lágrimas y sangre ha consignado?

Era la noche, y la hija de Latona
Rigiendo por el éter sus caballos,
Con plácidos reflejos adormía
Los humanales miembros fatigados:

Un dulce melancólico silencio
Reinó de Anáhuac en el vasto espacio,
Y solo se escuchaban ecos tristes
Del agorero búho de cuando en cuando:

Parecía que dijera en sus acentos
¡Ay! del conquistador, ¡ay! del tirano,
Pasó el último sol en que tranquilos
Los hijos de Witiza dominaron:

Sigue luego el rugido pavoroso
De los opuestos vientos desatados
Que sacuden las cimas y los troncos
De antiguos robles, y de cedros altos:

También se estremecieron (me horrorizo
Al referir el portentoso caso)
De una piramidal grotesca tumba
Los hondos y firmísimos peñascos:

Fabricolos natura en la colina
(Chapultepec su indígena vocablo)
Y eran de los guerreros más famosos,
Sencillo, pero eterno cenotafio.

Entre el musgo y las quiebras, un espectro
Asoma de improviso, sube a lo alto,
Y aunque confusamente se perciben
La forma y ademán de cuerpo humano,

La majestuosa, firme, erguida testa,
Del valor conservaba nobles rasgos
Y cortante maquahuilt empuñaba
La diestra con despejo denodado.

Era la triste generosa sombra
De Quauhtemotzin digno soberano
Que con firmeza heroica sostuviera
De su pueblo los fueros sacrosantos.

De Quauhtemotzin digo, a quien el trono,
 De vida y libertad privó el malvado,
Que el nombre de conquista dio al pillaje,
Al bárbaro exterminio y al engaño:

En torno del funesto árido sitio,
Cual si observar quisiese, gira un rato,
Rápida luego hacia el noroeste vuela,
Los roncos Euro, y Aquilón calmaron.

En un villaje apenas conocido
(Dolores, le dijeron los pasados)
Pero ya de la historia mexicana
Célebre se hizo en los eternos fastos.

La honorable fantasma se detiene,
Luego que toca en el recinto sacro
Y los dichosos muros do primero
De libertad las voces resonaron.

En las nocturnas horas bajo un techo
¡Horas afortunadas! Un acaso,
Hizo que en conferencia allí estuviesen,
Los dos primeros jefes asociados:

El padre de su pueblo, el venerable,
Profundo, bienhechor, sagaz Hidalgo,
Y el intrépido Allende a quien distinguen
Cerviz hercúlea y el nervioso brazo:

Apareció a sus ojos de repente,
El fantástico bulto: sigue el pasmo,
Callan los héroes, y con rostro atento
Estas mismas palabras escucharon.

¿Hasta cuándo, les dice, de la patria
Hijos esclarecidos, hasta cuándo
Sufriréis con paciencia el yugo férreo
Que impuso a vuestro cuello el fiero hispano?

¿Habrá de ser eterna la ignominia?
¿Serán vuestros derechos siempre hollados?
Ni el Padre Omnipotente, ni los hombres
Consentir pueden vilipendio tanto:

La muerte o libertad es el destino
Para las grandes almas reservado;
Yo hubiera preferido lo primero
Desde que vi rendido el suelo patrio:

Sostuve hasta el extremo con firmeza
La majestad del nombre mexicano:
Víctima fui, por fin, de aquel intruso,
Feroz caudillo, y de su infame bando.

Si el imbécil cobarde Moctezuma
Entrada al invasor no hubiese dado,
México, tal cual era, existiría,
Durarían sus magníficos palacios:

Pero todo acabó: los sucesores
De aquel ladrón, y déspotas extraños,
Remachan las cadenas que se extienden
A los hijos y nietos de los amos.

De esta triste verdad sois una prueba,
Y en ese punto (lo sabéis) en que hablo,
Se os preparan horribles calabozos:
En ellos gimen ya vuestros hermanos.

Instan, y son preciosos los momentos.
¡A las armas! Salvad el suelo caro;
Sepan los siglos y los pueblos todos
Que aquí naces también Curcios y Cassios.

Dijo, y súbitamente de sus ojos,
Desapareció el prodigio, reanimado,
Siente en el corazón de nuevo aliento,
Y a la empresa resueltos se arrojaron:

Convocan a los bravos campeones
Que a lid tan noble estaban aprestados,
El confuso murmullo se extendía
Por las montañas y anchurosos campos:

Cual empreñada tempestuoso nube,
Estalla el trueno: sigue rimbombando,
Y se pierde la hueca resonancia
De la bóveda inmensa en los espacios:

Así de libertad el santo grito
De la noche, en el último letargo,
Se difunde saliendo de los pechos
Como de unos volcanes sofocados:

Sacude el labrador el torpe sueño,
El lanzón empuñó callosa mano,
Besa a su hijuelo, y al tomar la brida
Impaciente relincha el fiel caballo:

Tú también, Abasolo, amable joven,
Del casto lecho fuiste separado
A la voz de la patria, y con presteza
De un naciente escuadrón tomas el mando:

Vuelan de la comarca los valientes,
A unirse a los pendones bienhadados;
Crece el fervor, y suspirando envidian
Ir al combate trémulos ancianos.

Apenas el crepúsculo primero
Las dulces avecillas saludaron,
Cuando ya numerosas bravas huestes
Inundaban los valles y ribazos:

Nunca más bella se asomó la aurora
Del fértil Michoacán por los collados,
Como en el fausto día decimosexto
De aquel setiembre memorable y grato.

Entonces fue cuando la turba alegre
Unísonos los pechos y los labios
Mil veces repitira en sus clamores
¡Viva la patria! ¡Mueran los tiranos!

Entre tanto los fieros opresores
Que presagiaron su fatal fracaso,
Despavoridos tiemblan y persiguen,
Y previenen mazmorras y cadalsos:

La venenosa víbora que siente
El duro golpe en ella descargado,
Silva rabiosa con vibrante lengua,
Y centellean sus ojos sanguinarios:

De aquel despecho y furibundo encono,
Es un símbolo débil e inexacto.
¡Tanto para ellos era doloroso
Perder su antiguo prepotente rango!

Era en verdad contraste lamentable
Que en dos bellos distritos comarcanos
La libertad del uno fuese el númen,
Del otro el despotismo desbocado.

Que al tiempo mismo en que los grandes héroes
Los derechos del hombre proclamaron,
Sátrapas altaneros confundían
El nombre de traidor y ciudadano.

Vosotros lo sabéis, oh compañeros,
Que en Crétaro afligidos apuramos,
Por causa tan gloriosa hasta las heces
El cáliz del dolor el más amargo:

¿Pero por qué turbar el placer puro
En que hoy revisan pechos mexicanos,
Con esos melancólicos recuerdos?
Porque sirven más bien para aumentarlo.

Salve mil veces padre de la patria.
Ínclito, pio, feliz y sabio Hidalgo,
Que firme descargaste el primer golpe
Al monstruo del poder más arbitrario:

Salve impávido Allende, dulce amigo,
Que al ídolo de tu alma, al suelo patrio
Hiciste el sacrificio de tu vida
Aun antes de que se hubiese consumado.

Aldama y Abasolo, ¡dulces nombres!
Por los déspotas solo detestados:
Nunca os olvidaremos, y primero
Que yertas se desequen nuestras manos.

¡Héroes! Ya es libre vuestra amada patria
Por quien hicisteis sacrificios tantos:
¿Y será que se pierdan, y que abyectos
A la infamante esclavitud volvamos?

¿Y será que la gloria y nuestro suelo
Nos roben alienígenas ingratos?
Es imposible, porque tal oprobio
No sufren vuestros manes venerados.

Estad siempre presentes a los ojos
De vuestros valentísimos soldados,
Y juntos recibid en este día
De amor y gratitud los holocaustos.

Juan Nepomuceno Mier y Altamirano.  
Diario del Gobierno de la República Mexicana. Viernes 16 de setiembre de 1836.

También disponible en el Catálogo de la Biblioteca y Hemeroteca Nacionales de México. Enlace: https://catalogo.iib.unam.mx/exlibris/aleph/a23_1/apache_media/FTLK9RPI9GNI4KJTMUNR78QSIPTN4P.pdf