21 de enero de 1835. Juan Nepomuceno Altamirano es nombrado en una carta de quien firma como P.A., que defiende a Vicente Romero, al general Moctezuma y a otros federalistas en respuesta de un impreso anónimo titulado Oigan malos yorkinos cómo piensan los potosinos. Esta carta, titulada Carta a un amigo, fue adjuntada al diario La Oposición del sábado 31 de enero de 1835. En los últimos parrafos de la carta, el autor menciona al juez de distrito Juan Nepomuceno Altamirano (también Juan Nepomuceno Mier y Altamirano) por lo siguiente:
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Quiero consagrar dos parrafitos separados; va el primero. La prisión en que hace meses se halla el diputado D. Juan José Villanueva, por una yegua que sacó de la casa del juez de distrito D. Juan Nepomuceno Altamirano y entregó al general Moctezuma, y se dice que aun el expresado Altamirano tuvo que esconderse porque el Sr. Romero mandó aprehenderlo con motivo de que felicitó al general Presidente por haber impedido a las cámaras su reunion, y quiere acreditarse lo primero con una carta del general Moctezuma, en la que dice este, que no supo de tal yegua, y que el 2 o 3de julio llegó a su noticia que Villanueva y Landrove andaban sacando furtivamente caballos de las casas de los vecinos, y que dio orden al mayor de plaza D. Rafael Ugalde, les previniese se abstuviesen de semejantes tropelías, sin embargo de que dijeron la tenian de D. Vicente Romero para ello. Landrove recibió por escrito la orden de recoger caballos, y en Méjico se halla el capitán Echartea que era secretario de la comandancia, y dirá si se dió o no por Moctezuma. Landrove dió recibo a los que entregaron los caballos, y recogió recibo de algunos que entregó al mismo Moctezuma en persona, y a otros de los jefes de los regimientos, y el mismo Moctezuma dió a Landrove escolta del regimiento número 2 de que se llamaba coronel. Moctezuma entregó la yegua a D. Pedro Iturbide para que volviese a Morelia de donde habia venido con pliegos de aquel estado para el gobierno de San Luis, relativos a la coalición y con cartas para Moctezuma, en las que Angón y Nieves Huerta le pedían auxilio para resistir ai general Rayon que iba sobre ellos. ¿Pudo cometer robo Villanueva? Era teniente coronel de cívicos y sacó la yegua por orden militar y la entregó al comandante general. Esto es tan cierto que Iturbide dejó en la hacienda de la Parada una potranca de la yegua, diciendo que pertenecía al general Moctezuma. ¿Será persecución el tenerlo en la cárcel? ¿Quien le quitó los privilegios de diputado? Todavía querrán más pruebas? Pues pregúntenle a D. José María Flores, por orden de quién y qué persona le sacó un caballo de la caballeriza.
Entraré al otro párrafo, que ya es esto muy largo para una carta. Se dice que el Sr. Romero, desterró a todos los de la lista que imprime, que hizo que Arce propusiera en el congreso, declarasen al general Presidente traidor, y que mandó prender a D. Juan Nepomuceno Altamirano. Es falso que salieron del Estado D. Gabriel Maciel, los Valdeses, García Diego, los Manríquez, D. Pascual Aranda, D. Mariano Bear, y todos los más que ponen en sus listas. Maciel y Aranda no se movieron de San Luis; de los Valdeses uno solo, los otros habían emigrado desde que se acercó Duran por Guanajuato, y después los más volvieron al Estado quedando comprendidos en las órdenes uno u otro, porque había cesado el motivo con la derrota de los cruzados en Guanajuato. ¿Qué perjuicio recibieron en sus bienes? ¿Hubo embargos? ¿Qué mujeres se desterraron? Yo no sé de ninguna, y seguramente quieren hablar de la del español D. Joaquín Verastegui, que no quiso comparecer a un juicio de conciliación por demanda que le puso un cura porque había dicho que éste engañaba al pueblo, por haber manifestado la plata de las iglesias, que ella propagaba que el Sr. Romero se había robado. La proposición de proscripción para el general presidente es falsa, no la hubo, ni el Sr. Romero jamas se metió en dar proposiciones a los diputados, y siempre decía que debían dejarse libres para que fueran conociendo su dignidad y defendieran los derechos del pueblo. Es también falso el que mandase prender al juez de distrito, este se escondió porque sin duda tuvo miedo, y D. Mariano Noriega vino de su parte a preguntar que si se le había mandado prender, y le respondió a mi vista el Sr. Romero que no había tal orden, y le asegurara que nadie atentaría contra su persona. Esto sé porque me hallaba presente cuando Noriega habló.
Concluiré con decir algo de las elegantes frases que usa el autor del papel, con llamar al Sr. Romero visir, tirano, cíclope, que prueba su educación y tiento en la pluma. Ese visir salvó al estado de los saqueos en la asonada de la Acordada. Ese tirano respetó la seguridad individual, y la de propiedades, pues cuando estaba en boga expulsar españoles, supo conducirse de modo que ningún propietario, ni comerciante capitalista saliera del estado, para que no faltasen estos caudales. Ese cíclope respetó la sangre humana, y en los tiempos de su gobierno a nadie se quitó la vida. Tuvo un defecto para el escritor que impugno, el ser federalista sin transigir, no consentir la demagogia, y mandar por sí mismo despreciar a unos enemigos y olvidar a otros; no temer más de a su misma conciencia.
Iba a dar fin a esta, y me ocurrió el que también dicen de logias en San Luis, y aunque es moneda que ya no corre, quisiera que las señalase el autor del libelo, lo que no hará, y es preciso decirle, que cuando quiera excitar al pueblo mejicano, lo haga con alguna novedad, que es el resorte favorito, y no con cosas añejas, porque esto ya no pega, como tampoco las declamaciones vagas.
Fuente: (1835, Enero 31). Page 7. La Oposición. https://gpa.eastview.com/crl/irmn/newspapers/opos18350131-01.1.7
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Fragmento de la Carta a un amigo, del 21 de enero de 1835, y publicada diez días después, donde se menciona al juez de distrito Juan Nepomuceno Altamirano. |