Sábado, 8 de septiembre de 1810. Solo una semana antes de que los miembros de la Conspiración de Querétaro fueran descubiertos y encarcelados, el licenciado Juan Nepomuceno Altamirano (También Juan Nepomuceno Mier y Altamirano) compone una octava en la que compara, en forma irónica, los versos que esa misma mañana pronunció el cura doctor José María Cabrales, sobre la obra de reedificación de la iglesia de San Sebastian, a cargo del coronel don Juan Antonio del Castillo y Llata, con los versos de Homero, Virgilio y Lucano, que relataban las hazañas de Aquiles, Eneas y Julio César, respectivamente. El autor anónimo del libro Acuerdos Curiosos (que algunos creen que fue un religioso franciscano) indica o sugiere que, dado que el mal gusto del señor Llata para edificar era comparable con el mal gusto del doctor Cabrales para versificar, los versos de Altamirano fueron en realidad una forma de ironía.
El relato dado en Acuerdos Curiosos sobre la bendición de la obra, ocurrida el día 7, y sobre los versos pronunciados la mañana del 8, así como sobre la octava de Altamirano, se muestran a continuación:
7. Esta tarde se bendijo la iglesia de San Sebastián de esta ciudad, que ha sido reedificada por haberse maltratado mucho en tiempo de su cura, don Agustín Durán. Le sucedió el bachiller don Mariano de Ocampo y comenzó a tratar de su compostura, para cuyos costos se estableció una rifa de billetes de a medio real, con varios premios, el mayor de ellos de a cien pesos. Luego, habiendo venido el ilustrísimo señor Lizana a esta ciudad, encargó la obra al señor coronel don Juan Antonio del Castillo y Llata, quien se encargó de ella, costeó parte de los gastos, anticipó los reales para ellos y la llevó hasta su conclusión.
La recompostura consistió en reforzarle los cimientos con talud por la parte exterior, alzarle las paredes de toda la iglesia cosa de tres varas, se le hicieron nuevas todas las bóvedas y la cúpula, y ponerle, tras de la capilla mayor dos grandes estribos por estar la pared desplomada. También se erigió el retablo principal de piedra por el maestro Astudillo, y él mismo pintó toda la iglesia por dentro y fuera.
8. En la mañana se cantó la primer misa en dicha iglesia con toda la solemnidad posible. Predicó su cura, el doctor don José María Cabrales, natural de México, quien también hizo escribir en parte donde no les ofendiera el sol ni la agua, los si guientes versos:
Complevit que Salomon Domum Domini es prosperatus est.
Paralipon . Cap . 7.
Campeón famoso y héroe cristiano
a pesar de la impiedad que nos agobia,
por dichoso, por feliz ya te nombra
la verdad eterna el texto sacro.
A la inmortal memoria yo consagro
lo que mi voluntad se pide, exige grata.
¡Oh Juan Antonio del Castillo y Llata,
testimonio eterno de tu bondad bizarra!
Y por cuanto es reputado el señor Llata de tan mal gusto para edificar, como para versificar el doctor Cabrales, hizo el licenciado don Juan Nepomuceno Altamirano la siguiente
Octava
Eternizó de Aquiles la memoria
del vate griego el numen soberano.
Para cantar de Eneas la ínclita gloria,
rapto divino transportó al mantuano.
De César vencedor será la historia
famosa por el genio de Lucano.
¡Oh Llata! Tus hazañas inmortales
cuán dignas son del plectro de Cabrales.
Fuente: Anónimo, versión paleográfica y notas de Armella de Aspe, Virginia, Meade de Angulo, Mercedes, y Amerlinck de Corsi, Concepción. Acuerdos curiosos. Tomo I. Gobierno del Estado de Querétaro.
Relato de la bendición de la iglesia de San Sebastián luego de su reedificación, el 7 de septiembre de 1810, según Acuerdos Curiosos. |
Relato de los versos del cura Dr. José María Cabrales y de la octava compuesta por Juan Nepomuceno Mier y Altamirano el 8 de octubre de 1810, según Acuerdos Curiosos. |
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