martes, 25 de octubre de 2022

26 de febrero de 1828. Bautismo de María Josefa Francisca de Paula (María Nestora) Téllez, hija de Antonio Téllez y de Trinidad Rendón, en San Juan del Río. Padrinos: Tadeo Téllez y Narcisa Rendón.

26 de febrero de 1828. Bautismo de María Josefa Francisca de Paula Téllez, hija de Antonio Téllez y de Trinidad Rendón en San Juan del Río, Querétaro. Ella tomará luego el nombre de María Nestora Téllez, al parecer por al cercanía con la fiesta de este santo, y será conocida por su obra alegórica llamada Staurofila. Su acta de bautismo indica lo siguiente:

En la Parroquia de San Juan del Río, en veintiseis de febrero de mil ochocientos veintiocho, el bachiller don Ramón María Sánchez V. P. bauticé solemnemente a María Josefa Francisca de Paula, que dicen tiene un día de nacida, hija legítima de don Antonio Téllez y doña Trinidad Rendón. Fueron sus padrinos don Tadeo Téllez, libre de matrimonio, y doña Narcisa Rendón, viuda de don José Ignacio de Álvarez, todos vecinos de esta cabecera, en el barrio de San Miguel; están instruidos de su obligación y lo firmé. Firmas: B. Ramón María Sánchez e Ignacio Camacho.

Fuente: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:33S7-9G83-9TSN?i=252 

Acta de bautismo de María Josefa Francisca de Paula (María Nestora) Téllez, en 1828.

Desde las primeras ediciones de la novela Staurofila, cuya autora fue María Nestora Téllez, se agegó una biografía de ella, en la cual se menciona también a sus padres. Esta, a continuación, es la escrita en 1893 y publicada en la sexta edición de 1919.

Fuente: https://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000147421&page=11










27 de octubre de 1824. Matrimonio de Antonio Téllez y de Trinidad Rendón, en Querétaro.

27 de octubre de 1824. Matrimonio de Antonio Téllez y de Trinidad Rendón en la Parroquia de Santa Ana, en la ciudad de Santiago de Querétaro. En el acta se indica que Antonio era viudo de María Josefa González e hijo de Ignacio Téllez y de Josefa López. Se menciona incorrectamente que don Antonio era originario de Querétaro, quizá porque vivía ahí desde hacía más de veinticuatro años, y que tenía 59 años de edad, cuando en realidad debió tener entre 62 y 65 años, según los registros de sus matrimonios anteriores. El acta indica que Trinidad Rendón tenía 24 años de edad, además de lo siguiente:

En la iglesia parroquial de Santa Ana, Querétaro, a veintisiete de octubre de mil ochocientos veinticuatro, yo, el bachiller don Fermín Osores, encargado de este curato de Santa Ana, por ausencia de su propietario el señor doctor don Félix Osores, diputado del Soberano Congreso de México, previas las informaciones matrimoniales que obran en este archivo, las tres moniciones canónicas, y demás que el derecho previene, y no habiendo resultado impedimento alguno, por palabras de presente, que hicieron verdadero y legítimo matrimonio in facie ecclesiae, di las manos, casé y velé a don Antonio Téllez, viudo de doña María Josefa González, originario y vecino de esta ciudad en la calle tercera de San Antonio, de cincuenta y nueve años de edad, hijo legítimo de don Ignacio Téllez y de doña Josefa López; con doña Trinidad Rendón, doncella de veinticuatro años de edad, originaria y vecina de esta ciudad en la calle de la Palma, hija legítima de don Rafael Rendón y de doña Ana Josefa Hidalgo. Fueron testigos sus padrinos Marcelino Fernández y doña Casimira Fernández, el sacristán Andrés González y otros varios. Por que conste, lo firmé. Firma: Fermín Osores.

Fuente: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:33S7-9P7Y-HTP?i=207

Acta de matrimonio de Antonio Téllez con Trinidad Rendón en 1824.


21 de abril de 1837. Defunción y sepultura de Antonio Téllez en Zamora, Michoacán.

21 de abril de 1837. Defunción y sepultura de Antonio Téllez en Zamora, Michoacán. El dato de que Antonio Téllez falleció en Zamora, también lo da la biografía de su hija María Nestora Téllez (https://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000147421&page=12), en donde se agrega que don Antonio se encontraba en ese sitio al frente de una escuela primaria.

Su acta de defunción,  según los archivos de la Parroquia del Sagrario en Zamora, Michoacán, indica lo siguiente:

En el año del Señor de mil ochocientos treinta y siete, en veinte y uno de abril, yo, el bachiller don José Miguel Bahamonde, cura propio, di orden para que de ..., se le diera eclesiástica sepultura, en el campo santo, al cadáver de don Antonio Teyes (sic), quien habiendo recibido los Santos Sacramentos dejó viuda a doña Trinidad. Y para constancia lo firmé. Firma: José Miguel Bahamonde.

 Fuente: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:9392-55DH-9?i=199

Acta de defunción de don Antonio Téllez el 21 de abril de 1837 en Zamora, Michoacán

Por otra parte, la mención de que el Antonio Téllez, padre de la autora María Nestora Téllez, fuera el que participó en la Conspiración de Querétaro lo da la misma biografía de María Nestora aparecida en las primeras ediciones de su novela Staurofila, como se ve a continuación:

Fuente: https://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000147421&page=11

Principio de la biografía de María Nestora Téllez en la sexta edición de Staurofila, de 1919.


27 de julio de 1793. Información previa al matrimonio de Antonio Téllez con María Josefa González.

27 de julio de 1793. Apenas cuatro meses después del fallecimiento de su primera esposa, Antonio Téllez y María Josefa González presentan su información previa al matrimonio. En este documento, Antonio mencionó tener 34 años de edad y María Josefa, 16 años.

Estos son los documentos presentados en la iglesia de La Soledad, en Irapuato, Guanajuato.

En la congregación de Irapuato a veintisiete de julio de mil setecientos noventa y tres años, ante mí, el bachiller don José Manuel López, cura por su majestad de este partido, compareció un hombre que dijo llamarse don Antonio Téllez y dijo que para mejor servir a Dios y salvar su alma, quería contraer matrimonio según orden de Nuestra Santa Madre Iglesia con doña María Gertrudis González, y para el efecto desde luedo habiéndole yo explicado la gravedad del juramento y de la materia y obligación de decir verdad en el caso pecados en que incurre pena eterna y temporal a que de lo contrario se sujeta, recibí juramento que hizo en forma por Dios Nuestro Señor y la señal de la Santa Cruz, ofreciendo bajo su fe decir verdad en lo que supiere y fuese preguntado, y habiéndole hecho las preguntas, que previene la instrucción general del asunto, dijo se llama don Antonio Téllez, originario y vecino de esta congregación, de calidad español, de treinta y cuatro años de edad, viudo de doña María Teresa Fonseca ha cinco meses, sepultada en esta parroquia; que siempre a vivido en dicha congregación, sin haber tenido nunca su vecindad, ni resid. considerable en otra parte; y que con efecto quiere contraer matrimonio con doña María Josefa Gertrudis González, que con ella no tiene vículo alguno de parentesco por consanguinidad, o afinidad de cópula lícita o ilícita, ni parentesco espiritual, ni el declarante tiene pendientes esponsales con persona alguna, ni los ha celebrado con hermana de su pretensa, ni tiene hecho voto simple o solemne de castidad o religión, ni está ligado con el vínculo  de otros matrimonio, ni ha contraído impedimento de crimen, ni de honestidad; y que con este mismo concepto está por lo respectivo a su pretendida consorte, y que en su consecuencia de halla y juzga como a dicha su pretensa, por libre de todo impedimento canónico que le obste al matrimonio, y que en este concepto lo pretende contraer de su libre y espontánea voluntad, sin haber sido sugerido en engaño, forzado o compelido para ello, como ni tampoco su pretensa; que todo lo que lleva dicho es la verdad, bajo su juramento, en que se afirmó y ratificó, leída que le fue ésta, su declaración, y lo firmó. Y yo doy fe de ello.

Fuente: IRI - FAMILY SEARCH. Mexico, Guanajuato, Catholic Church Records 1519-1984, Irapuato, La Soledad, Información matrimonial 1788-1801. Obtenido el 25 de octubre de 2022 de: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:33SQ-GGZR-2CX?i=303

Información previa al matrimonio de Antonio Téllez con María Josefa González en 1793. 1 de 3.

 Información previa al matrimonio de Antonio Téllez con María Josefa González en 1793. 2 de 3.

 Información previa al matrimonio de Antonio Téllez con María Josefa González en 1793. 3 de 3.


12 de agosto de 1793. Matrimonio de Antonio Téllez con María Josefa González.

 12 de agosto de 1793. Matrimonio de Antonio Téllez con María Josefa Gertrudis González en Irapuato. El acta del matrimonio en la iglesia de La Soledad indica lo siguiente:

En el año del Señor de mil setecientos noventa y tres, en doce de agosto, habiendo precedido las denuncias concs. en tres díasfestivos inter Missarum solemnia y no resultando impedimento alguno, examinados en la doctrina cristiana y dispuestos sacramentalmente, yo, le bachiller don Francisco Pérez, teniente del cura de esta congregación, pregunté a don Antonio Téllez, español de esta congregación, viudo ha cinco meses de doña Theresa Fonseca, sepultada en la parroquia, y a doña María Josefa Gertrudis González, española de esta, hija de de don Francisco González y de doña Guadalupe Gutiérrez, difuntos, si querían contraer matrimonio según orden de Nuestra Santa Madre Iglesia, y habiendo respondido que sí, los junté y desposé por palabras de presente, que hicieron legítimo y verdadero matrimonio. Fueron padrinos don Lucas Elizalde y doña Trinidad Gallardo, comunes de esta, siendo testigos Juan Aguilera y José Gordiano. Y para que conste lo firmé con el señor cura de turno. Firmas: Francisco Perez y ¿?.


Con Josefa González, Antonio Téllez tuvo al menos cuatro hijos en Irapuato: María Isabel de Jesús Rafaela, Juana de Dios Josefa Matilde, José Ruperto Teodoro, y José María Maximiliano.​ Posteriormente, entre 1798 y 1800, se trasladó con su familia a la ciudad de Santiago de Querétaro, donde con Josefa González tuvo otros tres hijos: María Feliciana Florencia Trinidad, Dionicio Antonio María, y Simón Judas Tadeo.


Acta de matrimonio de Antonio Téllez y Josefa González en 1793.


2 de marzo de 1793. Fallecimiento y sepultura de Teresa Rufina Fonseca, esposa de Antonio Téllez, en Irapuato.

 2 de marzo de 1793. Fallecimiento y sepultura de Teresa Rufina Fonseca, esposa de Antonio Téllez, en Irapuato. Su acta de defunción, en la iglesia de La Soledad, en Irapuato, indica lo siguiente:

En el año del Señor de mil setecientos voventa y tres, en dos de marzo, doña Theresa Rufina Fonseca, española Ada. casada de cuarenta años, volvió su alma a Dios Nuestro Señor en unión y comunión de Nuestra Santísima Madre Iglesia, recibió los Santos Sacramentos, jejó viudo a don Antonio Téllez. Fue sepultado su cadáver en la Parroquia de Cruz Alta y tres P. P. No tuvo que testar. Por mi el bachiller don José Manuel Puente, teniente de cura de esta congregación. Y lo firmé con el señor cura de turno, el vicario de semana fue el bachiller don Francisco Pérez. Firma Manuel Puente.

Fuente: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:33S7-9G8M-SVW?i=328 

Acta de depunción de Teresa Rufina Fonseca en 1793.


1 de mayo de 1843. Resumen de los méritos literarios y políticos del Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano.

18 de mayo de 1843. El periódico El Siglo Diez y Nueve publica una carta escrita el 1 de mayo y enviada por una persona que se identifica como Un amigo del Lic. Mier y Altamirano, en la cual brinda un ligero resumen de los méritos literarios y políticos del licenciado Juan Nepomuceno Mier y Altamirano.

Por el estilo, es posible que este escrito pudiera haber sido redactado por el hermano del licenciado, el médico Manuel Altamirano.

El escrito es el siguiente:.

Sres, editores del Siglo XIX.- Casa de ustedes. Mayo 1° de 1843.- Muy señores míos:

Confiando en la indulgencia de ustedes, no dudo que tengan más grata acogida en su luminoso periódico las siguientes indicaciones o llámense Lecciones de la fortuna, sugeridas solamente por los sinceros sentimientos de la amistad, de la compasión, y permítaseme decirlo, del amor a la justicia. Ellas tienen la conexión más íntima con la genial beneficencia y justificación del supremo magistrado de la república, con la gratitud nacional, con la subsistencia de una honrada familia, cuyo padre, después de haber prestado muchos años importantes servicios a la patria, se halla en el día destituido de recursos: con la suerte de un antiguo patriota, que habiendo merecido en todas las épocas de nuestra independencia como funcionario público, la confianza de las supremas autoridades, y el honor de que lo recomendase del modo más expresivo, como diré luego, el mismo ilustre presidente que rige en la actualidad los destinos de la patria, se vio repentinamente privado de todo auxilio en el último tercio de su vida; vamos pues al propósito.

Las intenciones siempre benéficas del Excelentísimo Señor Presidente que cuenta como Tito, perdido el día en que no ha dispensado una gracia, esa generosa propensión de favorecer a los desvalidos, se manifestó con un rasgo brillante en la orden del día 24 del próximo pasado abril, inserta en el Diario del Gobierno del martes 25, comunicada por el Ministerio de Hacienda al de Justicia, sobre la colocación del benemérito Lic. D. Crecencio Chico Sein. Es verdad que toda comparación es odiosa; pero cuando se trata de indemnizaciones o recompensas políticas, ¿quién no advertirá que el Lic. D. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano (este es el individuo a que aluden mis anteriores expresiones), aunque sólo se considerasen la gran diferencia de su edad, respecto de la del Sr. Chico, y por consiguiente su más dilatada carrera en los empleos y servicios públicos, de que haré luego una breve reseña, merece por lo menos igual indemnidad y consideración del Supremo Gobierno?

Conviene advertir antes de hacer un ligero resumen de los méritos literarios y políticos del Lic. Mier y Altamirano, que todos ellos además de ser la mayor parte notorios, están documentados en la relación minuciosa que he tenido a la vista, y que obra en un cuaderno de que repetidamente se ha instruido así el Supremo Gobierno, como la Suprema Corte de Justicia.  

Allí pues consta que el mismo Lic. Mier y Altamirano en su carrera literaria obtuvo las más honoríficas calificaciones y primeros premios así en el Colegio de San Javier de Querétaro, donde cursó filosofía, como en el Tridentino Seminario de esta capital, donde estudió jurisprudencia; que se recibió de abogado el año de 1809, y así antes como después de esta remota época, se consagró constantemente a los estudios serios y a la bella literatura, y en todo esto existen comprobantes en muchos periódicos e impresos.  

Por lo que toca a sus servicios patrióticos, allí también aparece 

  • que tuvo una parte muy directa y activa en el plan de nuestra gloriosa independencia formado por los primeros héroes, siendo uno de ellos el inmortal y excelentísimo Sr. D. Ignacio Allende, de quien mereció el más alto concepto y la más honrosa confianza: 
  • que sufrió por tan gloriosa causa y por muchos días una dura prisión en Querétaro, desde el memorable 16 de Septiembre del año de 1810, y desde la hora misma en que se daba el grito de libertad por aquellos ilustres caudillos en el pueblo de Dolores: 
  • que contribuyó cuanto estuvo a su alcance a que se consumase la independencia proclamada por el héroe de Iguala en el año de 1821: 
  • que fue electo diputado suplente para las Cortes de España en el año de 1820, y del mismo modo para el Primer Congreso General Mexicano que se declaró después convocante y fue uno de los que compusieron la Junta Instituyente por disposición del mismo héroe de inmortal memoria, el Sr. Iturbide, 
  • que habiéndole nombrado juez de distrito, del que fue estado y hoy departamento de San Luis Potosí, sirvió ese empleo por espacio de diez años, sin que en tan largo periodo y en medio de las más difíciles circunstancias se le hubiera jamás extrañado procedimiento alguno, antes bien, tanto del Supremo Gobierno como de aquel Supremo Tribunal, recibió honoríficos testimonios de confianza y aprobación en el desempeño de importantes negocios y comisiones: 
  • que en todo ese decenio fue asesor gratis de la Comandancia General del mismo departamento, despachando innumerables expedientes y consagrando a tan espinosas fatigas aun las pocas horas de su descanso: 
  • que en el año de 1835 en que transitó el excelentísimo señor actual presidente*, por la capital de San Luis Potosí donde eran entonces juez de distrito, y en cuyo tiempo se verificó venciendo grandes obstáculos el remate del arrendamiento de las Salinas del Peñón Blanco, mereció que su excelencia, atendiendo a los enérgicos procedimientos que con el carácter de juez de hacienda, hizo en aquel negocio, lo recomendase del modo más eficaz y honorífico al excelentísimo Sr. Barragán, presidente interino que entonces era de la república, con el objeto de que influyese a fin de que se colocara en el Tribunal Superior de la Guerra que existía en aquel tiempo, o en otro destino adecuado a su profesión, lo que no tuvo efecto por la prematura muerte de ese supremo magistrado: 
  • que dos veces fue propuesto, y la segunda en primer lugar por la excelentísima Diputación de Querétaro, para gobernador de aquel departamento: 
  • que dos veces fue también propuesto en terna por el Supremo Tribunal de Justicia, y una de ellas en primer lugar para el Juzgado de Distrito en propiedad de esta capital, y lo fue también para juez propietario del Tribunal de Circuito de Celaya: 
  • que por haber manifestado paladinamente su constante adhesión al Supremo Gobierno entre las notorias turbulencias acaecidas en el dicho departamento de San Luis Potosí, constreñido a la necesidad y atendiendo a su propia conservación, renunció al empleo de juez de distrito, y sin embargo de la menor dotación y categoría pretendió la plaza de promotor fiscal del Juzgado de Hacienda de esta capital, que obtuvo..., en propiedad, en la que se dedicó con improbo trabajo al despacho del capítulo de negocios que giraban en ese mismo juzgado:
  • que fue nombrado el año de 1837 ministro de los que debían juzgar a los de la Alta Corte de Justicia y de la Marcial:
  • que por el empeño con que promovió los derechos del Banco de Avío identificados con los de la hacienda pública, fue invitado el mismo año de 1837 por los señores vocales de la misma junta, con especialidad por su presidente y ministro entonces de justicia, el excelentísimo Sr. Peña y Peña, para que asistiese en calidad de consultor a las sesiones de aquella, lo que verificó constantemente y después como asesor de la misma con aprobación del supremo gobierno:
  • que obtuvo posteriormente el Juzgado de Distrito hasta su extinción por la que quedó privado repentinamente de una colocación en que estaba cifrada toda su subsistencia y la de su numerosa familia:
  • que aunque fue nombrado ministro suplente y perpetuo de la Suprema Corte, y magistrado también suplente y perpetuo del Tribunal Superior de Justicia, y aunque ha asistido casi sin interrupción, desde que se dio el decreto de la materia, en ambos tribunales especialmente en el segundo por el método prescrito en el decreto de la materia, y por el que se ha observado en la distribución de sueldos, agregándose a esto las notorias escaseces del erario, no ha llegado todavía el caso de que perciba ni un medio real del sueldo asignado a los suplentes; 
  • habiendo vacado por renuncia del Sr. Romero una de aquellas magistraturas en propiedad, aspiró a ese destino, y conforme a las disposiciones legales que entonces regían, fue propuesto en terna, así por el Tribunal Superior, como por la Suprema Corte, pasando en consecuencia el expediente respectivo al Supremo Gobierno, donde existe sin haberse procedido a la provisión, a causa sin duda de la nueva planta que se dio a ese tribunal cuyo definitivo arreglo está suspenso todavía, pero no lo está la triste situación del Lic. Mier y Altamirano, quien después de su larga carrera en el estudio y patrióticos servicios, vio desaparecer de un golpe toda su escasa fortuna y cuando debía esperar por premio de sus tareas el descanso de su vejez, y el proporcionar a sus hijos una educación correspondiente a su clase, hace ya muchos días que se halla hundido en la inopia, consecuencia necesaria de la destitución de todo empleo y de todo recurso pecuniario, sin embargo de que se le deben cantidades considerables de los sueldos que había devengado y sobre cuyo pago no ha hecho solicitud ni gestión alguna, atendiendo a las exigencias de la causa pública y escasez de los fondos nacionales.  

Creo muy bien que tal calamidad y la aflictiva situación de un experto letrado y de un honrado ciudadano que ha merecido bien de la patria, no ha llegado a noticia del excelentísimo señor presidente, o no le han permitido fijar ni aun por pocos momentos la atención en este particular objeto; pero estoy seguro de que si llega a la feliz oportunidad de que resuene en sus oídos el clamor de la justicia, y puede también decirse de la patria que sabe agradecer los verdaderos servicios, tendrán estos una indemnización y recompensa digna del grande héroe que se complace en las acciones benéficas y que ha consagrado toda su existencia a las glorias de la nación mexicana y al bienestar de sus individuos, teniendo yo al mismo tiempo el placer de hacer este obsequio a la verdadera amistad, y al mérito que yace abandonado.

Es de ustedes afectísimo servidor que B. SS. MM..

Un amigo del Lic. Mier y Altamirano.

*El 1 de mayo de 1843 el presidente en turno era Nicolás Bravo, pero dejaría su cargo 13 días después a favor de Antonio López de Santa Anna .


Nota: Este artículo fue publicado originalmente en la siguiente entrada del blog Dr. Manuel Altamirano: https://drmanuelaltamirano.blogspot.com/2016/05/18-de-mayo-de-1843-resumen-de-los.html