lunes, 31 de octubre de 2022

16 de marzo de 1811. Bautismo de María Magdalena Longinos Domínguez, hija de Miguel Domínguez y de Josefa Ortiz. Padrinos: Pbro. Félix Osores y Josefa Domínguez.

16 de marzo de 1811. Bautismo de María Magdalena Longinos Domínguez y Ortiz, hija del Lic. Miguel Domínguez y de doña Josefa Ortiz. María Magdalena Longinos nació el 14 de marzo de 1811, y sus padrinos fueron Félix Osores y María Josefa Domínguez. Su acta de bautismo indica lo siguiente:  

En la iglesia real parroquial de Santiago, a dieciséis de marzo de mil ochocientos once, yo, el doctor don José Rafael Gil de León, cura propio de ella, y en esta ciudad juez eclesiástico, bauticé solémnemente a María Magdalena Longinos, de dos días, hija legítima de licenciado don Miguel Domínguez, corregidor de esta ciudad y de doña María Josefa Ortiz; nieta por parte paterna de don Manuel Domínguez y de doña María Josefa Trujillo, y por la materna de don José Ortiz y de doña Manuela Girón. Fueron sus padrinos el doctor don Félix Osores, cura de la Parroquia de Santa Ana, y doña María Josefa Domínguez, quienes están instruidos en el parentesco y obligaciones que han contraído, y lo firmé. Firma: don José Rafael Gil de León.

Fuente: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:33S7-9PX3-6B3?i=96 .

Acta de bautismo de María Magdalena Longinos Domínguez, del 16 de marzo de 1811, en Querétaro.


12 de diciembre de 1815. Matrimonio de Francisco Lojero con María Loreto Allende, en Dolores, Guanajuato.

12 de diciembre de 1815. Matrimonio de Francisco Lojero con María Loreto Allende, en Dolores, Guanajuato.

En la congregación de Nuestra Señora de los Dolores en doce de diciembre de mil cohocientos quince, yo, el bachiller don Francisco Zamarripa, tenientede cura en ella , habiendo precedido las diligencias que dispensa el Santo Concilio de Trento, licentia Parochi, y practicando lo prevenido para auto de visita en orden a la doctrina y preparación sacramental, casé por palabras de presente in facie ecclesiae a don Francisco Lojero, español originario de la ciudad de Querétaro, hijo de don Lorenzo Lojero y de doña María Antonia Contreras, con doña María Loreto Allende, española de San Miguel, hija adoptiva de doña Mariana Allende. Fueron sus padrinos don Ambrosio Guerrero y doña Margarita. Testigos: Antonio Hernández y Ant. Isita. Y para que conste, lo firmé. Firmas: José María González y Br. José Francisco Zamarripa.

Fuente: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:33SQ-GGN1-9DS3?i=426 .

Acta de matrimonio de Francisco Lojero con María Loreto Allende, en Dolores, Guanajuato, el 12 de diciembre de 1815.


26 de septiembre de 1847. Defunción y sepultura del coronel Francisco Lojero, en Matamoros, Tamaulipas.

26 de septiembre de 1847. Defunción y sepultura del coronel Francisco Lojero, en Matamoros, Tamaulipas, lugar donde residió luego de concluida la guerra de Independencia de México. El acta que se encuentra en la parroquia de Nuestra Señora del Refugio, de esa ciudad, indica lo siguiente:

En la ciudad de Matamoros, a 26 de septiembre de 1847, yo, el cura di sepultura eclesiástica en el campo santo de esta parroquia al señor coronel don Francisco Lojero, de 60 años. Dejó viuda a la señora doña María Loreto Allende. E mayor 1 de 27 pesos. Murió de fiebre, y para constancia lo firmé. Firma: J. M. Nov.

Fuente: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:939D-HFD1-T?i=1860 .

Acta de sepultura de Francisco Lojero, en Matamoros, Tamaulipas, el 26 de septiembre de 1847. 


domingo, 30 de octubre de 2022

24 de mayo de 1841. Documento para la historia de don Francisco Lojero para «El Cosmopolita».

24 de mayo de 1841. El periódico El Cosmopolita del sábado 3 de julio de 1841, en su tomo V, número 53, página 1, publica una contestación a una carta recibida el 5 de mayo mediante un texto extenso que se titula «documento para la historia», donde se relata una versión o testimonio de los hechos ocurridos entre julio y septiembre de 1810, incluidos el arresto de Epigmenio y Emeterio González, así como su salida a San Miguel el Grande para dar aviso a Ignacio Allende, e incluso sobre el mismo Grito de Dolores. Aunque El Cosmopolita omitió el nombre del autor de este documento, deduzco que se trata de Francisco Lojero, por el hecho de que se identificó como compadre de Epigmenio González (Lojero fue padrino de bautismo de un hijo de González en 1805 -ver enlace-), y como la persona a quien Antonio Téllez le facilitó un mulo ensillado para dar el aviso a Allende. Además de ser un documento escrito desde Matamoros, ciudad donde Lojero vivió desde años antes de 1841, y donde falleció en 1847..


INTERIOR 
DOCUMENTO PARA LA HISTORIA. 

Matamoros, 24 de mayo de 1841. 

Muy señor mío, paisano y amigo de mi estimación. Para contestar las dudas que usted y otros amigos de la patria, tienen sobre el verdadero día en que fue preso en Querétaro, mi compadre y compañero D. Epigmenio González, primera víctima del memorable grito de Dolores, necesito retroceder a sucesos más remotos, porque ellos recordarán a ustedes los que han olvidado y los ratificarán en los que dudan. 

En el mes de Julio de 810, ya estaba dando guarnición a Querétaro, un escuadrón de dragones de la reina, del cual eran capitanes D. Ignacio Allende, un tal Arévalo y D. Juan Aldama, y ayudante el teniente retirado D. Manuel Cabeza de Vaca. Con este pretexto, comenzó el primero a ganar prosélitos para la independencia, y mantenía desde aquel punto correspondencia al mismo fin con las provincias de Valladolid, Guadalajara y Guanajuato. Entre los alistados en Querétaro solo señalaré los que hicieron viso en el suceso de la prisión; y lo fueron D. Epigmenio y D. Emeterio González, D. Francisco Araujo, D. José Mariano Galván, y su hermano menor D. Mariano, D. Antonio Téllez, D. Ignacio Martínez y yo. 

En esos días formó D. Ignacio Martínez y mandó fijar en Querétaro unos pasquines sobre independencia; fue conducido por sospechoso a la cárcel, y en seguida un tal Manrique que era el escribiente de la comandancia de brigada, el cual era inocente. A pocos días se supo que uno de nuestros compañeros, cuyo nombre no me acuerdo, había declarado los planes en artículo de muerte al señor cura de la parroquia de Santiago, que me parece que lo era el Sr. Gil de León, y en seguida faltó de un golpe al Sr. Allende, la correspondencia de las provincias amigas que siempre venía rotulada por varios sujetos de los comprometidos. Encargado yo de sacarla en el siguiente correo de su primera falta , hallé que también faltaba, y como en la administración de correos estaba de meritorio nuestro compañero D. Mariano Galván el menor, a quien a pesar de ser mi condiscípulo, nunca quise fiarle el secreto de que yo sabía algo de independencia, sin embargo de sus instancias, en esa vez quiso sacarme la verdad y me preguntaba con instancia qué buscaba en el correo, burlándome de que nadie en el mundo podría ocuparse de escribirme. Yo negué siempre el verdadero objeto que buscaba en el correo, y correspondía sus burlas con otras iguales, las cuales tuvieron por resultado, que para acreditarme que tenía negocios de importancia, me enseñó una carta dirigida a él por el oidor Aguirre; pero por esfuerzos que hice, nunca me dejó ver su contenido. Este hecho fue para mí un desengaño de que estábamos denunciados; pero el Sr. Allende, a quien comuniqué todo lo ocurrido, no pensó como yo, y solo entró en sospechas. En los primeros días de agosto del citado año, uno de nuestros compañeros, D. Francisco Araujo, dio una estocada al sargento de milicias D. Eugenio Moreno, que quedó muerto en el puesto. Araujo fue conducido a la cárcel, y observamos que el juez de su causa, español D. Juan Ochoa, que en los principios lo juzgaba con dureza, después le dispensaba su protección. Hubo un rumor de que muy breve quedaría Araujo en libertad, porque había ofrecido descubrir asuntos importantes a la corona, y esto nos hizo temblar, y los sucesos posteriores acreditaron que no eran infundados nuestros recelos. Pero lo que nos acabó de poner en movimiento, fue que, en fines del mismo agosto, vino a relevar un batallón de infantería de Celaya, al escuadrón de la reina que guarnecía Querétaro; y el Sr. Allende conoció entonces el peligro que corríamos. 

Dispuso, pues, el señor Allende, que el ayudante D. Manuel Cabeza de Vaca, solicitara quedar como estaba en la comandancia de brigada, y lo consiguió: Que en atención a que no se podía fiar nuestra correspondencia al correo, marchara yo solo y sin mozo a  Yuririhapúndaro a traer al capitán D. Joaquín Arias, de la compañía de granaderos de Celaya, que allí vivía; y en efecto regresamos y entramos a Querétaro el 4 de septiembre, él por el camino recio, y yo por la entrada de Carrillo o San Miguel el Grande. El día 6 avisó Cabeza de Vaca al Sr. Allende, que se había dado orden por el comandante de brigada para que se acuartelara la tropa a la oración de la noche, y que se armaran y municionaran ochenta hombres que debían estar sobre las armas en el cuartel hasta nueva orden; y desde luego infirió el Sr. Allende, que aquellas disposiciones eran para aprehendernos. Dispuso pues, que Cabeza de Vaca estuviera pendiente de las nuevas órdenes que daba la comandancia de brigada, para que se las comunicara; que D. José Mariano Galván (hoy escribano público en Querétaro) fuese de espía a la casa de Don Juan Fernando Domínguez , donde se reunían los españoles, para que con oportunidad comunicara sus disposiciones; que el capitán Don Joaquín Arias marchara al cuartel con la mira de instruir la tropa en nuestra causa, con orden de que el mismo Arias se incorporara con la tropa que había de prendernos; y que todo el resto de comprometidos, armados y municionados, nos reuniéramos con disimulo en la casa del guarda Monsalve, calle de la Academia frente a la huerta de San Francisco. Parece que el aparato de prendernos en esta ocasión, fue únicamente por los españoles que residían en Querétaro, sin conocimiento del virrey, con motivo de la declaración que había dado D. Francisco Araujo al alcalde 2° D. Juan Ochoa; porque estuvimos desde las nueve de la noche del citado 6 de septiembre reunidos y sobre las armas en la casa de Monsalve, esperando el golpe para repelerlo y retribuirlo con el grito de independencia, hasta cosa de las tres de la mañana en que Arias y Cabeza de Vaca avisaron al Sr. Allende que estaba a nuestra cabeza, de que la tropa había recibido órdenes para retirarse al descanso, pero quedamos plenamente satisfechos de que estábamos denunciados.

En virtud de este aviso, el Sr. Allende nos manifestó con enérgicas razones la diferencia que había entre morir hincados en un patíbulo confundidos con los criminales, a morir peleando por la patria, marcando por lo menos con nuestro ejemplo y nuestra sangre, el camino que debía tomar la nación para hacerse independiente y libre. Concluyó su valiente discurso con asegurarnos, que él marchaba al día siguiente para San Miguel, con la mira de abreviar al Sr. Hidalgo al grito glorioso de la libertad, pues que ya no teníamos ni un momento de seguridad. Nos reencargó la vigilancia, nos aseguró que tan luego como aprehendieran al menor de nuestros compañeros, por tan sagrada causa, y no por otra, sería la señal de nuestra alarma y se comenzaría la grande obra por el que quedara libre. Nos señaló, que quedaba encargado de sus negocios don Epigmenio González, y nos disolvimos. En efecto, el viernes 7 de septiembre de 810 salió el Sr. Allende de Querétaro por la tarde, para pretextar que su intención se dirigía a ir a colear toros a la carnicería, como lo hizo, y entrada la noche continuó su marcha para San Miguel; y nosotros nos quedamos haciendo preparativos para la guerra, y acordando medidas de precaución. Se acordó que cada comprometido tuviera una cámara cargada en su casa, para que cuando llegara el momento de su prisión, dar aviso con ella a sus compañeros de aquel suceso; pero cuando llegó el caso nadie hizo uso de ella. 

El jueves 13 de septiembre de 810, llegó el correo de México a Querétaro, a las cuatro de la tarde, como era costumbre; y en la noche ya fuese a prima, o ya a la madrugada, fueron aprehendidos D. Epigmenio González, su hermano y cajero; de manera que el día 14 amanecieron presos. La casualidad de que en la noche del 13 se enfermó de parto la esposa de un amigo mío, me hizo abandonar mi casa para ir en su auxilio. Lo más de la noche salimos a la calle en demanda de partera, y no observamos ningún movimiento; pero poco después de las tres de la mañana, salió mi amigo a traer medicinas a la botica de Lara y yo me quedé en su casa. Regresó de la botica, y me dio aviso de que había visto guardia en la casa de D. Epigmenio González. Al momento conocí la causa; me despedí de mi amigo, y me dirigí a la casa de D. Antonio Téllez en la calle del Lobo, y no quise llegar a la mía, porque temí ser aprehendido. Noticié al Sr. Téllez lo ocurrido, y mi intención de marchar a S. Miguel. Me auxilió con un macho ensillado, y en el acto tomé la marcha prefiriendo la salida para Celaya, porque supuse cubierta la garita de S. Miguel; por salvar a mis hermanos que trabajaban por la independencia en Celaya, y por recibir sus auxilios, pues todo me faltaba. El mismo día 13 había salido de Querétaro el sargento Prieto, hijo de aquel famoso escribano que tuvo nuestro suelo, con una partida de veinte hombres de la Corona, con orden de poner bandera en Irapuato, y pernotó esa noche en la hacienda del Tunal. Como mi salida de Querétaro fue la madrugada del 14 y mi marcha era rápida, lo pasé en el camino sin saber si tal partida se hallaba por allí. Adelante de Apaseo, se cansó mi macho, y seguí la marcha paso a paso, hasta la mitad del monte de Apaseo, donde volví la cara atrás, y vi que venía una partida de tropa, cosa de cincuenta pasos tras de mí. Sospeché que venían a prenderme, y me dirigí al monte en ademán de una ocupación natural. Y me puse pie en tierra para salvarme en el bosque en caso ofrecido; pero observé que Prieto, sin cambiar ni suspender su camino, me saludó afectuoso por mi nombre, lo cual me inspiró confianza, y le supliqué que me esperara. Hízolo así, me auxilió con las ancas de su caballo, y a las diez de la mañana entré a Celaya, haciendo el papel de recluta de la Corona. Llegué a mi casa, y mientras daba noticia a mis hermanos de todo lo ocurrido y tomaba una taza de chocolate, se me ensilló un buen caballo, en él seguí mi marcha y llegué a S. Miguel a las cinco de la tarde del día 14. Me dirigí a la casa del mismo Allende; Io encontré en ella; le di aviso de todo, me uní con él. Cerca de las oraciones de la noche llegó D. Ignacio Diaz, alcaide de la cárcel de Querétaro, con igual noticia, mandado por la patriota señora esposa del Sr. D. Miguel Domínguez, corregidor de Querétaro.

El sábado 15 de septiembre se celebra en la sagrada casa de Loreto de S. Miguel el Grande, la octava de la Natividad de Nuestra Señora, cuya función promovía y costeaba el Sr. coronel del regimiento de la reina D. Narciso de la Canal, y para solemnizarla, marchó el Sr. Allende a la cabeza de su compañía de granaderos. Temeroso yo de que este fuera el momento de su prisión, se lo hice entender, y me contestó, que él creía la mismo; pero que a más de los cartuchos de salva, iba provista la tropa de la de cartuchos con bala. En efecto: a la mitad de la función se presentaron el ayudante Gelati, y sargento mayor de la reina, D. Manuel Camoens, y notificaron prisión al Sr. Allende de orden del virrey, y la desobedeció con palabras corteses; pero aquellos comisionados dieron orden a la tropa de que prendieran su capitán, la cual los desobedeció, y dio señales con su jefe de prenderlos a ellos, con cuyo acto se retiraron. Parece que la orden del virrey, no fue comunicada por conducto del coronel Canal; porque concluida la función y acuartelada la tropa, el Sr. Allende y otros oficiales, pasaron a refrescar a la casa del Sr. Canal, donde se trató del suceso, y sorprendió la noticia al coronel. Concluido el refresco, se emprendió la marcha para Dolores a las cuatro de la tarde, sin ninguna tropa, y llegamos como a las diez de la noche. Nos alojamos en la casa del Sr. Hidalgo, que ya nos esperaba, y en la madrugada del 16 de septiembre de 810, se proclamó la independencia. Al romper el día se avistó una compañía de dragones del Príncipe, procedente de Guanajuato, destinada a aprehender al Sr. Hidalgo; pero contramarchó, cuando vio al pueblo alarmado. 

No será por demás, recordar a usted el modo con que el capitán D. Joaquín Arias y D. Ignacio Martínez se incorporaron con nosotros, el primero preso en Querétaro la noche del 15 de septiembre; y el segundo, que ya lo estaba de antemano por la causa que ya dije. Parece que los españoles propusieron a estos ilustres patriotas, que les concederían la libertad, si se comprometían a asesinar al Sr. Allende, o sea que ellos hicieran la propuesta a los españoles, el resultado fue que estos mismos los pusieron en libertad, y aparentaron que se habían fugado vestidos de frailes, para que tuviera todo su efecto la traición. El 24, o el 25 de septiembre en que nosotros estábamos en Salamanca, de marcha para Guanajuato, yo fui el primero que los recibí y presenté al Sr. Allende, a quien después de un tierno abrazo, declararon el modo y objeto de su venida. Tampoco será inútil recordar a usted que la violenta libertad en que quedó D. Francisco Araujo, y la intempestiva colocación de D. Mariano Galván, minor, en la Trecena de Querétaro, comprueban, que ellos fueron los que nos entregaron con los españoles. 

Creo haberme excedido en contestar a la pregunta que usted se sirvió hacerme en su carta de 5 del corriente a que contesto; pero usted se servirá dispensarme ese abuso , porque son sucesos, que recuerdo siempre con placer, y deseo no olvidar ni en mi último día.

Fuente: Lojero, F., 1841, Documento para la historia, El Cosmopolita, tomo V, número 53, del sábado 3 de julio de 1841, p. 1. Consultado el 30 de octubre de 2022 en la Hemeroteca Nacional Digital de México: https://hndm.iib.unam.mx/consulta/publicacion/visualizar/558a38a27d1ed64f16e84116?intPagina=1&tipo=pagina&palabras=interior&anio=1841&mes=07&dia=03&butIr=Ir .




26 de noviembre de 1801. Matrimonio de Epigmenio González con María Anastacia Juárez, en Querétaro.

26 de noviembre de 1801. Matrimonio de Epigmenio González con María Anastacia Juárez, en Querétaro.

En la iglesia real parroquial de Santiago, a veintiséis de noviembre de mil ochocientos uno, hechas las informaciones necesarias y leídas las proclamas conciliares en tres días festivos inter missarum solemnia, no habiendo resultado impedimento alguno, yo, el bachiller Ignacio Maya, presbítero V. P., asistí al matrimonio que in facie ecclesiae contrajeron por palabras de presente Epigmenio González, español de este origen y vecindad en la calle de Alvarado, hijo de José María González y de Rosalía Flores, y María Anastacia Juárez, india originaria y vecina de esta ciudad en la calle Segunda de San Antonio, hija de padres no conocidos. Fueron padrinos José María Cervantes y María Micaela García; testigos los mismos y Anastacio Resendez de esta vecindad. Luego recibieron las bendiciones nupciales, y para que conste, lo firmé. Firmas: Dr. Alonso Martínez Tendero e Ignacio Maya. 

Fuente: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:33S7-9PS4-Q88?i=367 .

Acta de matrimonio de Epigmenio González y María Anastacia Juárez, el 26 de noviembre de 1801, en Querétaro.


20 de julio de 1858. Defunción y sepultura de Epigmenio González en Guadalajara, Jalisco.

20 de julio de 1858. Defunción de Epigmenio González, por cólera, y sepultura en la capilla de Belén de Guadalajara, Jalisco, según registros del Sagrario Metropolitano de esa ciudad.

En Guadalajara, a veinte de julio de mil ochocientos cincuenta y ocho, en la capilla nueva de Belén, se depositó el cadáver de don Epigmenio González, de ochenta años*, viudo de doña Anastacia Juárez. Murió de cólera. Y lo firmo como cura rector. Firma: Jesús Ortiz.

*Según su acta de bautismo de 1781, él tenía 77 años.

Fuente: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:939L-PR95-HV?i=229 .

Acta de sepultura de Epigmenio González en Guadalajara, el 20 de julio de 1858.


3 de marzo de 1783. Bautismo de Emeterio González, en Santiago de Querétaro.

3 de marzo de 1783. Bautismo de Emeterio González, en Santiago de Querétaro.

En la iglesia real parroquial de Santiago de Querétaro, en tres de marzo de mil setecientos ochenta y tres, yo, el bachiller don Antonio Arteaga (V. P.), bauticé solemnemente a José María Vicente Emeterio de la Trinidad, hijo legítimo de José María González y de Rosalía Flores, españoles de la calle de Capuchinas. Fueron sus padrinos don Ignacio Páramo y María del Carmen, españoles de la calle del molino, a quienes advertí su obligación y parentesco espiritual y lo firmé. Firma: Br. Antonio de Arteaga.

Fuente: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:33S7-9G8S-TNM?i=145 .

Acta de bautismo de Emeterio González, en Querétaro, el 3 de marzo de 1783.


27 de marzo de 1781. Bautismo de Epigmenio González, en Santiago de Querétaro.

27 de marzo de 1781. Bautismo de Epigmenio González, en la Iglesia del Espíritu Santo, auxiliar de la parroquia de Santiago, de la ciudad de Querétaro.

En la iglesia del Espítitu Santo, auxiliar de la real parroquia de Santiago, de esta ciudad, en veintisiete de marzo de setecientos y ochenta y uno, venia parochi, yo, el bachiller José María Serrano, clérigo presbítero de esta ciudad , bauticé solémnemente a un párvulo nacido el día veintidós, a quien puse por nombre Josef María Ignacio Juan Nepomuceno Aparicio Epigmenio, hijo legítimo de Josef María González y María Rosalía Flores, españoles de la calle de la Fábrica. Le sacó de pila: doña Ana María, española de dicha calle. Le advertí la obligación y parentesco que contrajo. Firmas. Br. Antonio de Arteaga y Br. José María Serrano.

Fuente: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:33S7-9GTP-96WT?from=lynx1UIV8&treeref=L8T2-5H2&i=212 .


Acta de bautismo de Epigmenio González, en Querétaro, el 27 de marzo de 1781.


29 de marzo de 1784. Bautismo de Mariano Abasolo en Dolores, Guanajuato.

 29 de marzo de 1784. Bautismo de Mariano Abasolo, en Dolores, Guanajuato.

En la congregación de Nuestra Señora de los Dolores, a veintinueve días del mes de marzo de mil osetecientos ochenta y cuatro años, yo, el bachiller don Tiburcio Antonio Esquiros, clérigo presbítero de este obispado de Michoacán, y con actual vecindad en esta dicha congregación, previa la correspondiente venia del señor licenciado don José Vicente Ochoa, cura coadjutor vicario y juez eclasiástico en ella; en el baptisterio de su iglesia parroquial, bauticé solémnemente, exorcisé, a un infante a quien puse por nombre José Mariano Sixto, español de esta referida congregación, hijo legítimo y de legítimo matrimonio de don José Bernardo de Abasolo, natural del valle de Oquendo, tierra de Ayala, provincia de Álava, una de las comprendidas en las del muy noble y muy leal señorío de Vizcaya, y actual vecino de esta nominada congregación, y de doña Macaria Micaela Rodríguez de Outón. Sus abuelos paternos: don Bernardo de Abasolo, natural y vecino de dicho valle de Oquendo y doña Manuela de Arechavala, natural del valle de Gordejuela, encartaciones del muy noble y muy leal señorío de Vizcaya, en los reinos de Castilla. Maternos: don Antonio Rodríguez de Outón, natural de la ciudad de Sevilla, en Andalucía, también reinos de Castilla, y doña Bárbara de Liceaga, natural de la ciudad de Guanajuato, en su barrio de Santa Ana . Fueron sus padrinos, yo, el infrascrito presbítero y don José Ramón de Herrazu, a quien le es constante su obligación y parentesco. Testigos: don José Victorino Argüelloy José Miliano. Y para que conste, lo firmé con el citado señor cura. Firmas: B. Ochoa y Br. Tiburcio Antonio Esquiros.

Fuente: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:33S7-9GJM-334?i=380&cc=1860831

Acta de bautismo de Mariano Abasolo, en Doleres, Guanajuato, el 29 de marzo de 1784.


27 de febrero de 1808. El corregidor Miguel Domínguez entra en Querétaro luego de ser restituido en su empleo.

27 de febrero de 1808. El corregidor Miguel Domínguez entra en Querétaro luego de ser restituido en su empleo. Así lo indica José Xavier Argomaniz en su Diario de Querétaro.

2. Hoy entró a esta ciudad el señor corregidor don Miguel Domínguez, restituido al empleo por disposición del soberano. No fue el 26, y si el 27.


Argomaniz, José Xavier. Diario de Querétaro del año de 1808. Obtenido el 30 de octubre de 2022, de http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1020004662_C/1020004663_T2/1020004663_002.pdf .


Aviso de entrada del corregidor Miguel Domínguez luego de ser restituido en 1808 (Diario de Querétaro).


1 de jullio de 1808. En la casa del Pbro. José María Sánchez, fallece su sobrina María Guadalupe Altamirano.

 1 de jullio de 1808. Fallece María Guadalupe Altamirano, sobrina del Pbro. José María Sánchez, en la casa de este último. Así lo relata José Xavier Argomaniz en su Diario de Querétaro.

Julio.

1°. Murió en la casa del bachiller don José María Sánchez, doña María Guadalupe Altamirano, su sobrina.

2. Se sepultó su cadáver en la iglesia de Nuestro Padre San Francisco.


Argomaniz, José Xavier. Diario de Querétaro del año de 1808. Obtenido el 30 de octubre de 2022, de http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1020004662_C/1020004663_T2/1020004663_004.pdf .

Aviso de muerte de María Guadalupe Altamirano en la casa del Pbro. José María Sánchez, en 1808.


viernes, 28 de octubre de 2022

1 de enero de 1814. Juan Nepomuceno Altamirano toma posesión de cargo de regidor en Querétaro.

1 de enero de 1814. El licenciado Juan Nepomuceno Altamirano (también Juan Nepomuceno Mier y Altamirano) toma posesión de cargo de regidor en Querétaro. Así lo informa José Xavier Argomaniz en su Diario de Querétaro.

Diario de Querétaro

Año de 1814

Tomaron posesión los señores alcaldes ordinarios y regidores electos según la constitución, y son los siguientes:

Alcaldes

Don Manuel Ecala, 1° voto.

Don Joseph María Frías, 2° voto.

Regidores

Don José Luis Primo - El S. Marqués

Don Francisco Gyevara - Don Luis Sánchez

Don José Estrada - Don Francisco Varela

Don Máximo López - Don Antonio Mendoza

Don Salvador Frías - Don Joseph Manuel Septién

Don Juan Altamirano - Don José Marina

Procuradores

Don Tomás Ecala - Don Manuel Arellano

Escribano: Don Pedro Patiño


Argomaniz, José Xavier. Diario de Querétaro del año de 1814. Obtenido el 28 de octubre de 2022, de http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1020004662_C/1020004668_T8/1020004668_002.pdf . 


Alcaldes, regidores, procuradores y escribano del Ayuntamiento de Querétaro en 1814, según el Diario de Querétaro.


10 de agosto de 1814. Se informa sobre la fuga de Fray José Lozano en el Diario de Querétaro.

10 de agosto de 1814. Se informa sobre la fuga de Fray José Lozano, en el Diario de Querétaro de José Xavier Argomaniz.

10. Se ha fugado el padre lector fray José Lozano, religioso mercedario, al tiempo de que le intimaron la sentencia de reclusión en un convento de España.

Argomaniz, José Xavier. Diario de Querétaro del año de 1814. Obtenido el 28 de octubre de 2022, de http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1020004662_C/1020004668_T8/1020004668_004.pdf .

Informe sobre la fuga de Fray José Lozano el 10 de agosto de 1814, en el Diario de Querétaro.


10 de mayo de 1815. Registro de matrimonio del Lic. Juan Nepomuceno Altamirano con Manuela Arroyo y Suárez.

10 de mayo de 1815. José Xavier Argomaniz registra, en su Diario de Querétaro, que este día el licenciado Juan Nepomuceno Altamirano se casó con doña Manuela Arroyo y Suárez. La fecha no corresponde con exactitud a la del acta del matrimonio, del 13 de mayo (ver enlace). Sin embargo, al comparar ambos documentos, se observa que el licenciado Juan Nepomuceno Altamirano es el mismo Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, y que su esposa, Manuela Arroyo y Juárez, también era registrada como Manuela Arroyo y Suárez. 

El registro del Diario de Querétaro es el siguiente:

Mayo de 1815

10. El día de hoy, se casó el licenciado don Juan Nepomuceno Altamirano con doña Manuela Arroyo y Suárez.

Argomaniz, José Xavier. Diario de Querétaro del año de 1815. Obtenido el 28 de octubre de 2022, de http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1020004662_C/1020004669_T9/1020004669_003.pdf .


Registro del matrimonio del Lic. Juan Nepomuceno Altamirano y de doña Manuela Arroyo y Suarez.



9 de junio de 1813. Juan Nepomuceno Altamirano es elegido regidor de Querétaro.

9 de junio de 1813. Luego de que la Contitución de 1812 se juró en Querétaro el 4 de marzo de 1813, se realizaron nuevas elecciones para el ayuntamiento, y en ellas Juan Nepomuceno Altamirano (también Juan Nepomuceno Mier y Altamirano) fue uno de los elegidos como regidores, ya con el sistema constitucional. Esto se registra en el libro Acuerdos curiosos de la siguiente manera:

9. Se celebró la elección de Ayuntamiento, previa una Misa del Espíritu Santo, que se dijo en Nuestra Señora de Guadalupe. La elección la hicieron los mismos electores del diputado, y se concluyó a la una de la tarde, a cuya hora hubo repique general y una larga salva que hizo el vecindario, durante el Te Deum que se cantó en la misma iglesia. Los elegidos fueron: alcaldes: don Manuel Ecala y don José María Frías. Regidores: don José Luis Primo, el marqués del Villar del Aguila, don José Manuel Septién, licenciado don José Estrada y Navedas, don Luis Sánchez y Villar, don Salvador Frías, don José María Marina, don Francisco Guevara, don Máximo López Calzonzi y don José Mendoza (indios), don Juan Nepomuceno Altamirano y don Francisco Varela. Procuradores: don Tomás Ecala y el licenciado don Manuel Arellano. Antes de proceder a la elección se presentó ante la junta de electores el licenciado don Mariano Oyarzábal e hizo ver la nulidad en que iban a incurrir por ser hecha aquella elección contra lo mandado expresamente en la Constitución y no cediendo a la evidencia de las razones que expresaba su sabia representación; pidió testimonio del acta para ocurrir a donde le conviniera  el que se le dio por el escribano de Cabildo.


Fuente: Anónimo, versión paleográfica y notas de Armella de Aspe, Virginia, Meade de Angulo, Mercedes, y Amerlinck de Corsi, Concepción. Acuerdos curiosos. Tomo II. Gobierno del Estado de Querétaro. Consultado el 25 de abril de 2022 en la Biblioteca de las Revoluciones de México del INEHRM.


Registro de elección de regidores en Querétaro el 9 dejunio de 1813 (Acuerdos curiosos). 1 de 3.

 Registro de elección de regidores en Querétaro el 9 dejunio de 1813 (Acuerdos curiosos). 2 de 3.

 Registro de elección de regidores en Querétaro el 9 dejunio de 1813 (Acuerdos curiosos). 3 de 3.


jueves, 27 de octubre de 2022

24 de diciembre de 1807. El Pbro. José María Sánchez renuncia en el oratorio de San Felipe Neri.

 24 de diciembre de 1807. Se informa que el presbítero José María Sánchez renunció en el oratorio de San Felipe Neri el 19 de diciembre del mismo año. Así lo indica José Xavier Argomaniz en su Diario de Querétaro.

El día 19, renunció la prelacía en el oratorio de San Felipe el actual prepósito, bachiller don José María Sánchez, y se segregó de aquel cuerpo, y en su compañía hizo lo mismo el bachilelr don Esteban Gudiño.

Volvio al mismo oratorio el hermano don Félix, que ya antes había estado de laico, quien salió por el mes de junio juntamente con el otro hermano, don José Miguel.

Fuente: Argomaniz, José Xavier. Diario de Querétaro del año de 1807. Obtenido el 27 de octubre de 2022 de http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1020004662_C/1020004662_T1/1020004662_006.pdf




12 de diciembre de 1807. El Pbro. José María Sánchez predica en la función por el día de Santa María de Guadalupe.

12 de diciembre de 1807. El presbítero José María Sánchez predica en la función por el día de Santa María de Guadalupe. Así lo informa José Xavier Argomaniz en su Diario de Querétaro.

La función de este día estuvo con la solemnidad acostumbrada y en ella predicó el padre prepósito de San Felipe, don José María Sánchez. Han de ser 8 días de función en la forma acostumbarda. 

Fuente: Argomaniz, José Xavier. Diario de Querétaro del año de 1807. Obtenido el 27 de octubre de 2022 de http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1020004662_C/1020004662_T1/1020004662_006.pdf .




13 de junio de 1807. El Pbro. José María Sánchez es nombrado prepósito en el oratorio de San Felipe Neri, en Querétaro.

13 de junio de 1807. El presbítero José María Sánchez es nombrado prepósito en el oratorio de San Felipe Neri, en Querétaro. Así lo informa José Xavier Argomaniz en su Diario de Querétaro.

13... Fue la elección en el oratorio de San Felipe Neri, y salió nombrado prepósito el padre don Jose´María Sánchez. Han sido despedidos los dos hermanos coadjutores que había por no tener fondos suficientes el oratorio para mantenerlos.

Fuente: Argomaniz, José Xavier. Diario de Querétaro del año de 1807. Obtenido el 27 de octubre de 2022 de http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1020004662_C/1020004662_T1/1020004662_004.pdf



miércoles, 26 de octubre de 2022

22 de junio de 1805. Bautismo de José Luis Ignacio González, hijo de Epigmenio González y de Anastacia Juárez. Francisco Lojero es el padrino.

22 de junio de 1805. Bautismo de José Luis Ignacio González, hijo de Epigmenio González y de Anastacia Juárez, en la Iglesia Parroquial de Santiago de Querétaro. El padrino del niño fue Francisco Lojero, por lo que se observa que Epigmenio González y Francisco Lojero, quienes serían luego parte de la Conspiración de Querétaro, eran compadres. 

El acta indica lo siguiente:

En la Iglesia Parroquial de Santiago de Querétaro, en veintidos de junio de mil ochocientos cinco, yo, el bachiller don Ignacio Maya V. P., bauticé solemnemente a José Luis Ignacio, de dos días, hijo legítimo de Epigmenio González y de Anastacia Juárez, india y español de la calle de San Antonio. Fue su padrino Francisco Lojero, español de la calle del Carmen, a quien dije su obligación y lo firmé. Firmas. Dr. Alonso Martínez Tender e Ignacio Maya.

Fuente: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:33S7-9G8B-9FLS?i=269

Acta de bautismo de José Luis Ignacio González, hijo de Epigmenio González.


martes, 25 de octubre de 2022

24 de abril de 1830. Necrología del Lic. Miguel Domínguez publicada en el periódico La Voz de la Patria.

24 de abril de 1830. En el periódico La Voz de la Patria, en su número 25, tomo II, páginas 6 a la 8, se publica una Necrología del Lic. Miguel Domínguez, escrita por quien firma como C. M. B. 


NECROLOGÍA

La mañana del dia 22 del corriente murió en esta capital el Señor Licenciado D. Miguel Domínguez. originario de Guanajuato y ministro de la suprema corte de justicia: su cadáver se ha sepultado en el panteón de la colegiata de Nuestra Señora de Guadalupe.

Cuando comenzó la carrera de la abogacía se hizo un lugar distinguido éntre los profundos jurisconsultos de aquella era, y destinado de oficial mayor en uno de los oficios del gobierno vireinal, se condujo con tanta sabiduría como integridad en este empleo, del que fue removido para el corregimiento de letras de Querétaro. Luego necesitó desarrollar allí toda su prudencia y energía en obsequio de la humanidad altamente ultrajada: visitó los obrajes de paños de aquella ciudad, y vió por vista de ojos que eran unos depósitos de hombres encueros, reducidos a una vergonzosa servidumbre y vendidos a sus dueños por rateras cantidades suplidas, abusando de su estrechez y miseria, y que no pocos eran tratatados como si remasen en las galeras de Italia. Entró la mano protectora de las leyes para su remedio, y formó reglamentos, pero se le opuso tenazmente una banda de ricos propietarios que le declararon guerra abierta en el Acuerdo de oidores. Domínguez solo, pero armado con el escudo de la justicia, e invocando los fueros de la humanidad y libertad ultrajadas, sostuvo una lid desigual en la que a despecho del oro y de las arterías del foro, triunfó completamente. A poco de esta ocuirencia el virrey Iturrigaray lo suspendió del corregimiento de Queretaro tan solo porque había representado sabiamente que la consolidación de obras pias, iba a destruir la minería, a arruinar la agricultura, a paralizar el comercio, y a dar un ataque cruel a las propiedades. Queríase una obediencia pasiva y que se obedeciesen sin réplica las órdenes dictadas a nombre de un monarca que tal vez la ignoraba. Oyéronse las quejas de Dominguez en el ministerio, y fue repuesto a su empleo; pero sus enemigos no tardaronen suscitarle una nueva y mas terrible persecusion: trataron de enodarlo en el proceso comenzado a formar contra los generales Hidalgo y Allende, porque entendieron que estaba en el secreto del grito de Dololes; por tanto lo arrestaron con toda su familia, y le formaron causa en Queretaro; en breve se desengañaron de que habían dado el golpe en vago, porque Domínguez tan íntegro magistrado como fiel amigo había llenado cumplidamente los deberes de lo uno|y de lo otro. Por semejantes motivos la patria en los dias más difíciles en que pudo verse, volvió sus ojos a D. Miguel Domínguez en 1823 y lo colocó en el supremo poder ejecutivo. Mostróse allí cual era, es decir, sabio, íntegro y profundo político: dirigió y llevó con destreza la nave del estado a puerto de salvamento, y cuando se retiró al seno de su familia, fue llevándose las bendiciones de sus conciudadanos. Pronto se le turbó en esta momentánea quietud, pues se le trasladó al supremo tribunal y corte de justicia de que fue su primer presidente. La magistratura se vio honrada en la persona de este benemérito anciano; su aspecto venerable atraía la vista del que le contemplaba, y la admiración subía de punto al oírsele pronunciar con la facilidad que un arroyo desguaza sus aguas limpidísimas, los oráculos de sabiduria y justicia en los asuntos mas difíciles y complicados: la sinceridad estaba en su corazón, la sabiduria en su cabeza, y la verdad en sus palabras: parecía á Jetró cuando con sus sentencias admiraba á Israel, y hacia que bendijese el pueblo el cambio de su gobierno.

A pesar de tanta justificación, hace un año que una facción desorganizadora regentada por un mal ministro que la acaudillaba, trató de derrocar a Domínguez de aquel asiento de honor en que se veía colocado por tantos y tan legítimos títulos. Vistióse la calumnia con los arreos de la verdad, y osó mancillarlo; pero apenas se presenta Domínguez ante el jurado que lo emplaza, apenas desplega sus labios cuando los destinados a juzgarlo enmudecen, quedan convencidos, y confiesan que en aquel israelita no hay dolo, sino sinceridad, honor, sabiduría y buena fe; si alguna vez pecó fue por demasiado clemente. Retirase a su casa, herido su pundonor y con el pesar de la muerte de su esposa, ocurrida casi en aquella sasón, comienza a padecer en su salud: crueles dolores en la orina lo postran, y en el lecho del dolor muestra su filosofía, y multiplica las pruebas de su piedad y catolicismo: recibe con frecuencia al señor que lo vá a premiar con todo el peso de su gloria: comulga en el mismo día en que ve impávido y de buen humor acercarse a la muerte, llama á su numerosa familia, la exhorta a la virtud, la consuela, la bendice, y muere cual otro Jacob rodeado de una multitud de hijos que le cierran los ojos y lo bañan con sus lagrimas... La patria, sí, la nación mexicana pierde un ornamento precioso capaz por si solo de ennoblecerla, y de darla nombradía en el antiguo continente de Europa.

Padres de la patria, recibid los mas justos pésames por esta pérdida infanda e irreparable. Tan gran jurisconsulto, tan profundo político, magistrado tan íntegro a par que humano y compasivo, no puede reponerse sino con el decurso de muchos tiempos: llorad su muerte, y si queréis mostraros justos, acordaos de sus pobres hijos: acordaos de que ellos también apuraron en la prisión el cáliz de la tiranía: de que por nuestra independencia y libertad derramaron lagrimas, e hicieron votos por vuestra prosperidad... alargad vuestra mano compasiva para socorrerlos en la orfandad en que quedan; y si la idea del finado D. Miguel Domínguez atrajere en pos de sí la de la de un hombre de bien, la de un buen padre de familia, la de un sabio jurisconsulto, la de un protector de la humanidad oprimida, y la de un magistrado integro; que la idea de vuestra administración atraiga irresistiblemente la de un gobierno paternal y compasivo que supo remunerar en los hijos los importantes servicios de tan virtuoso padre. Estas son los flores que esparce sobre su sepulcro, su menor amigo.—C. M. B.


Fuente: (1830, Abril 24). Page 6. Voz de la patria. https://gpa.eastview.com/crl/irmn/newspapers/vozp18300424-01.1.6


Necrología del Lic. Miguel Domínguez publicada en La Voz de la Patria el 24 de abril de 1830. 1 de 3.

Necrología del Lic. Miguel Domínguez publicada en La Voz de la Patria el 24 de abril de 1830. 2 de 3.

Necrología del Lic. Miguel Domínguez publicada en La Voz de la Patria el 24 de abril de 1830. 3 de 3.



26 de febrero de 1828. Bautismo de María Josefa Francisca de Paula (María Nestora) Téllez, hija de Antonio Téllez y de Trinidad Rendón, en San Juan del Río. Padrinos: Tadeo Téllez y Narcisa Rendón.

26 de febrero de 1828. Bautismo de María Josefa Francisca de Paula Téllez, hija de Antonio Téllez y de Trinidad Rendón en San Juan del Río, Querétaro. Ella tomará luego el nombre de María Nestora Téllez, al parecer por al cercanía con la fiesta de este santo, y será conocida por su obra alegórica llamada Staurofila. Su acta de bautismo indica lo siguiente:

En la Parroquia de San Juan del Río, en veintiseis de febrero de mil ochocientos veintiocho, el bachiller don Ramón María Sánchez V. P. bauticé solemnemente a María Josefa Francisca de Paula, que dicen tiene un día de nacida, hija legítima de don Antonio Téllez y doña Trinidad Rendón. Fueron sus padrinos don Tadeo Téllez, libre de matrimonio, y doña Narcisa Rendón, viuda de don José Ignacio de Álvarez, todos vecinos de esta cabecera, en el barrio de San Miguel; están instruidos de su obligación y lo firmé. Firmas: B. Ramón María Sánchez e Ignacio Camacho.

Fuente: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:33S7-9G83-9TSN?i=252 

Acta de bautismo de María Josefa Francisca de Paula (María Nestora) Téllez, en 1828.

Desde las primeras ediciones de la novela Staurofila, cuya autora fue María Nestora Téllez, se agegó una biografía de ella, en la cual se menciona también a sus padres. Esta, a continuación, es la escrita en 1893 y publicada en la sexta edición de 1919.

Fuente: https://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000147421&page=11










27 de octubre de 1824. Matrimonio de Antonio Téllez y de Trinidad Rendón, en Querétaro.

27 de octubre de 1824. Matrimonio de Antonio Téllez y de Trinidad Rendón en la Parroquia de Santa Ana, en la ciudad de Santiago de Querétaro. En el acta se indica que Antonio era viudo de María Josefa González e hijo de Ignacio Téllez y de Josefa López. Se menciona incorrectamente que don Antonio era originario de Querétaro, quizá porque vivía ahí desde hacía más de veinticuatro años, y que tenía 59 años de edad, cuando en realidad debió tener entre 62 y 65 años, según los registros de sus matrimonios anteriores. El acta indica que Trinidad Rendón tenía 24 años de edad, además de lo siguiente:

En la iglesia parroquial de Santa Ana, Querétaro, a veintisiete de octubre de mil ochocientos veinticuatro, yo, el bachiller don Fermín Osores, encargado de este curato de Santa Ana, por ausencia de su propietario el señor doctor don Félix Osores, diputado del Soberano Congreso de México, previas las informaciones matrimoniales que obran en este archivo, las tres moniciones canónicas, y demás que el derecho previene, y no habiendo resultado impedimento alguno, por palabras de presente, que hicieron verdadero y legítimo matrimonio in facie ecclesiae, di las manos, casé y velé a don Antonio Téllez, viudo de doña María Josefa González, originario y vecino de esta ciudad en la calle tercera de San Antonio, de cincuenta y nueve años de edad, hijo legítimo de don Ignacio Téllez y de doña Josefa López; con doña Trinidad Rendón, doncella de veinticuatro años de edad, originaria y vecina de esta ciudad en la calle de la Palma, hija legítima de don Rafael Rendón y de doña Ana Josefa Hidalgo. Fueron testigos sus padrinos Marcelino Fernández y doña Casimira Fernández, el sacristán Andrés González y otros varios. Por que conste, lo firmé. Firma: Fermín Osores.

Fuente: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:33S7-9P7Y-HTP?i=207

Acta de matrimonio de Antonio Téllez con Trinidad Rendón en 1824.


21 de abril de 1837. Defunción y sepultura de Antonio Téllez en Zamora, Michoacán.

21 de abril de 1837. Defunción y sepultura de Antonio Téllez en Zamora, Michoacán. El dato de que Antonio Téllez falleció en Zamora, también lo da la biografía de su hija María Nestora Téllez (https://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000147421&page=12), en donde se agrega que don Antonio se encontraba en ese sitio al frente de una escuela primaria.

Su acta de defunción,  según los archivos de la Parroquia del Sagrario en Zamora, Michoacán, indica lo siguiente:

En el año del Señor de mil ochocientos treinta y siete, en veinte y uno de abril, yo, el bachiller don José Miguel Bahamonde, cura propio, di orden para que de ..., se le diera eclesiástica sepultura, en el campo santo, al cadáver de don Antonio Teyes (sic), quien habiendo recibido los Santos Sacramentos dejó viuda a doña Trinidad. Y para constancia lo firmé. Firma: José Miguel Bahamonde.

 Fuente: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:9392-55DH-9?i=199

Acta de defunción de don Antonio Téllez el 21 de abril de 1837 en Zamora, Michoacán

Por otra parte, la mención de que el Antonio Téllez, padre de la autora María Nestora Téllez, fuera el que participó en la Conspiración de Querétaro lo da la misma biografía de María Nestora aparecida en las primeras ediciones de su novela Staurofila, como se ve a continuación:

Fuente: https://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000147421&page=11

Principio de la biografía de María Nestora Téllez en la sexta edición de Staurofila, de 1919.


27 de julio de 1793. Información previa al matrimonio de Antonio Téllez con María Josefa González.

27 de julio de 1793. Apenas cuatro meses después del fallecimiento de su primera esposa, Antonio Téllez y María Josefa González presentan su información previa al matrimonio. En este documento, Antonio mencionó tener 34 años de edad y María Josefa, 16 años.

Estos son los documentos presentados en la iglesia de La Soledad, en Irapuato, Guanajuato.

En la congregación de Irapuato a veintisiete de julio de mil setecientos noventa y tres años, ante mí, el bachiller don José Manuel López, cura por su majestad de este partido, compareció un hombre que dijo llamarse don Antonio Téllez y dijo que para mejor servir a Dios y salvar su alma, quería contraer matrimonio según orden de Nuestra Santa Madre Iglesia con doña María Gertrudis González, y para el efecto desde luedo habiéndole yo explicado la gravedad del juramento y de la materia y obligación de decir verdad en el caso pecados en que incurre pena eterna y temporal a que de lo contrario se sujeta, recibí juramento que hizo en forma por Dios Nuestro Señor y la señal de la Santa Cruz, ofreciendo bajo su fe decir verdad en lo que supiere y fuese preguntado, y habiéndole hecho las preguntas, que previene la instrucción general del asunto, dijo se llama don Antonio Téllez, originario y vecino de esta congregación, de calidad español, de treinta y cuatro años de edad, viudo de doña María Teresa Fonseca ha cinco meses, sepultada en esta parroquia; que siempre a vivido en dicha congregación, sin haber tenido nunca su vecindad, ni resid. considerable en otra parte; y que con efecto quiere contraer matrimonio con doña María Josefa Gertrudis González, que con ella no tiene vículo alguno de parentesco por consanguinidad, o afinidad de cópula lícita o ilícita, ni parentesco espiritual, ni el declarante tiene pendientes esponsales con persona alguna, ni los ha celebrado con hermana de su pretensa, ni tiene hecho voto simple o solemne de castidad o religión, ni está ligado con el vínculo  de otros matrimonio, ni ha contraído impedimento de crimen, ni de honestidad; y que con este mismo concepto está por lo respectivo a su pretendida consorte, y que en su consecuencia de halla y juzga como a dicha su pretensa, por libre de todo impedimento canónico que le obste al matrimonio, y que en este concepto lo pretende contraer de su libre y espontánea voluntad, sin haber sido sugerido en engaño, forzado o compelido para ello, como ni tampoco su pretensa; que todo lo que lleva dicho es la verdad, bajo su juramento, en que se afirmó y ratificó, leída que le fue ésta, su declaración, y lo firmó. Y yo doy fe de ello.

Fuente: IRI - FAMILY SEARCH. Mexico, Guanajuato, Catholic Church Records 1519-1984, Irapuato, La Soledad, Información matrimonial 1788-1801. Obtenido el 25 de octubre de 2022 de: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:33SQ-GGZR-2CX?i=303

Información previa al matrimonio de Antonio Téllez con María Josefa González en 1793. 1 de 3.

 Información previa al matrimonio de Antonio Téllez con María Josefa González en 1793. 2 de 3.

 Información previa al matrimonio de Antonio Téllez con María Josefa González en 1793. 3 de 3.


12 de agosto de 1793. Matrimonio de Antonio Téllez con María Josefa González.

 12 de agosto de 1793. Matrimonio de Antonio Téllez con María Josefa Gertrudis González en Irapuato. El acta del matrimonio en la iglesia de La Soledad indica lo siguiente:

En el año del Señor de mil setecientos noventa y tres, en doce de agosto, habiendo precedido las denuncias concs. en tres díasfestivos inter Missarum solemnia y no resultando impedimento alguno, examinados en la doctrina cristiana y dispuestos sacramentalmente, yo, le bachiller don Francisco Pérez, teniente del cura de esta congregación, pregunté a don Antonio Téllez, español de esta congregación, viudo ha cinco meses de doña Theresa Fonseca, sepultada en la parroquia, y a doña María Josefa Gertrudis González, española de esta, hija de de don Francisco González y de doña Guadalupe Gutiérrez, difuntos, si querían contraer matrimonio según orden de Nuestra Santa Madre Iglesia, y habiendo respondido que sí, los junté y desposé por palabras de presente, que hicieron legítimo y verdadero matrimonio. Fueron padrinos don Lucas Elizalde y doña Trinidad Gallardo, comunes de esta, siendo testigos Juan Aguilera y José Gordiano. Y para que conste lo firmé con el señor cura de turno. Firmas: Francisco Perez y ¿?.


Con Josefa González, Antonio Téllez tuvo al menos cuatro hijos en Irapuato: María Isabel de Jesús Rafaela, Juana de Dios Josefa Matilde, José Ruperto Teodoro, y José María Maximiliano.​ Posteriormente, entre 1798 y 1800, se trasladó con su familia a la ciudad de Santiago de Querétaro, donde con Josefa González tuvo otros tres hijos: María Feliciana Florencia Trinidad, Dionicio Antonio María, y Simón Judas Tadeo.


Acta de matrimonio de Antonio Téllez y Josefa González en 1793.


2 de marzo de 1793. Fallecimiento y sepultura de Teresa Rufina Fonseca, esposa de Antonio Téllez, en Irapuato.

 2 de marzo de 1793. Fallecimiento y sepultura de Teresa Rufina Fonseca, esposa de Antonio Téllez, en Irapuato. Su acta de defunción, en la iglesia de La Soledad, en Irapuato, indica lo siguiente:

En el año del Señor de mil setecientos voventa y tres, en dos de marzo, doña Theresa Rufina Fonseca, española Ada. casada de cuarenta años, volvió su alma a Dios Nuestro Señor en unión y comunión de Nuestra Santísima Madre Iglesia, recibió los Santos Sacramentos, jejó viudo a don Antonio Téllez. Fue sepultado su cadáver en la Parroquia de Cruz Alta y tres P. P. No tuvo que testar. Por mi el bachiller don José Manuel Puente, teniente de cura de esta congregación. Y lo firmé con el señor cura de turno, el vicario de semana fue el bachiller don Francisco Pérez. Firma Manuel Puente.

Fuente: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:33S7-9G8M-SVW?i=328 

Acta de depunción de Teresa Rufina Fonseca en 1793.


1 de mayo de 1843. Resumen de los méritos literarios y políticos del Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano.

18 de mayo de 1843. El periódico El Siglo Diez y Nueve publica una carta escrita el 1 de mayo y enviada por una persona que se identifica como Un amigo del Lic. Mier y Altamirano, en la cual brinda un ligero resumen de los méritos literarios y políticos del licenciado Juan Nepomuceno Mier y Altamirano.

Por el estilo, es posible que este escrito pudiera haber sido redactado por el hermano del licenciado, el médico Manuel Altamirano.

El escrito es el siguiente:.

Sres, editores del Siglo XIX.- Casa de ustedes. Mayo 1° de 1843.- Muy señores míos:

Confiando en la indulgencia de ustedes, no dudo que tengan más grata acogida en su luminoso periódico las siguientes indicaciones o llámense Lecciones de la fortuna, sugeridas solamente por los sinceros sentimientos de la amistad, de la compasión, y permítaseme decirlo, del amor a la justicia. Ellas tienen la conexión más íntima con la genial beneficencia y justificación del supremo magistrado de la república, con la gratitud nacional, con la subsistencia de una honrada familia, cuyo padre, después de haber prestado muchos años importantes servicios a la patria, se halla en el día destituido de recursos: con la suerte de un antiguo patriota, que habiendo merecido en todas las épocas de nuestra independencia como funcionario público, la confianza de las supremas autoridades, y el honor de que lo recomendase del modo más expresivo, como diré luego, el mismo ilustre presidente que rige en la actualidad los destinos de la patria, se vio repentinamente privado de todo auxilio en el último tercio de su vida; vamos pues al propósito.

Las intenciones siempre benéficas del Excelentísimo Señor Presidente que cuenta como Tito, perdido el día en que no ha dispensado una gracia, esa generosa propensión de favorecer a los desvalidos, se manifestó con un rasgo brillante en la orden del día 24 del próximo pasado abril, inserta en el Diario del Gobierno del martes 25, comunicada por el Ministerio de Hacienda al de Justicia, sobre la colocación del benemérito Lic. D. Crecencio Chico Sein. Es verdad que toda comparación es odiosa; pero cuando se trata de indemnizaciones o recompensas políticas, ¿quién no advertirá que el Lic. D. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano (este es el individuo a que aluden mis anteriores expresiones), aunque sólo se considerasen la gran diferencia de su edad, respecto de la del Sr. Chico, y por consiguiente su más dilatada carrera en los empleos y servicios públicos, de que haré luego una breve reseña, merece por lo menos igual indemnidad y consideración del Supremo Gobierno?

Conviene advertir antes de hacer un ligero resumen de los méritos literarios y políticos del Lic. Mier y Altamirano, que todos ellos además de ser la mayor parte notorios, están documentados en la relación minuciosa que he tenido a la vista, y que obra en un cuaderno de que repetidamente se ha instruido así el Supremo Gobierno, como la Suprema Corte de Justicia.  

Allí pues consta que el mismo Lic. Mier y Altamirano en su carrera literaria obtuvo las más honoríficas calificaciones y primeros premios así en el Colegio de San Javier de Querétaro, donde cursó filosofía, como en el Tridentino Seminario de esta capital, donde estudió jurisprudencia; que se recibió de abogado el año de 1809, y así antes como después de esta remota época, se consagró constantemente a los estudios serios y a la bella literatura, y en todo esto existen comprobantes en muchos periódicos e impresos.  

Por lo que toca a sus servicios patrióticos, allí también aparece 

  • que tuvo una parte muy directa y activa en el plan de nuestra gloriosa independencia formado por los primeros héroes, siendo uno de ellos el inmortal y excelentísimo Sr. D. Ignacio Allende, de quien mereció el más alto concepto y la más honrosa confianza: 
  • que sufrió por tan gloriosa causa y por muchos días una dura prisión en Querétaro, desde el memorable 16 de Septiembre del año de 1810, y desde la hora misma en que se daba el grito de libertad por aquellos ilustres caudillos en el pueblo de Dolores: 
  • que contribuyó cuanto estuvo a su alcance a que se consumase la independencia proclamada por el héroe de Iguala en el año de 1821: 
  • que fue electo diputado suplente para las Cortes de España en el año de 1820, y del mismo modo para el Primer Congreso General Mexicano que se declaró después convocante y fue uno de los que compusieron la Junta Instituyente por disposición del mismo héroe de inmortal memoria, el Sr. Iturbide, 
  • que habiéndole nombrado juez de distrito, del que fue estado y hoy departamento de San Luis Potosí, sirvió ese empleo por espacio de diez años, sin que en tan largo periodo y en medio de las más difíciles circunstancias se le hubiera jamás extrañado procedimiento alguno, antes bien, tanto del Supremo Gobierno como de aquel Supremo Tribunal, recibió honoríficos testimonios de confianza y aprobación en el desempeño de importantes negocios y comisiones: 
  • que en todo ese decenio fue asesor gratis de la Comandancia General del mismo departamento, despachando innumerables expedientes y consagrando a tan espinosas fatigas aun las pocas horas de su descanso: 
  • que en el año de 1835 en que transitó el excelentísimo señor actual presidente*, por la capital de San Luis Potosí donde eran entonces juez de distrito, y en cuyo tiempo se verificó venciendo grandes obstáculos el remate del arrendamiento de las Salinas del Peñón Blanco, mereció que su excelencia, atendiendo a los enérgicos procedimientos que con el carácter de juez de hacienda, hizo en aquel negocio, lo recomendase del modo más eficaz y honorífico al excelentísimo Sr. Barragán, presidente interino que entonces era de la república, con el objeto de que influyese a fin de que se colocara en el Tribunal Superior de la Guerra que existía en aquel tiempo, o en otro destino adecuado a su profesión, lo que no tuvo efecto por la prematura muerte de ese supremo magistrado: 
  • que dos veces fue propuesto, y la segunda en primer lugar por la excelentísima Diputación de Querétaro, para gobernador de aquel departamento: 
  • que dos veces fue también propuesto en terna por el Supremo Tribunal de Justicia, y una de ellas en primer lugar para el Juzgado de Distrito en propiedad de esta capital, y lo fue también para juez propietario del Tribunal de Circuito de Celaya: 
  • que por haber manifestado paladinamente su constante adhesión al Supremo Gobierno entre las notorias turbulencias acaecidas en el dicho departamento de San Luis Potosí, constreñido a la necesidad y atendiendo a su propia conservación, renunció al empleo de juez de distrito, y sin embargo de la menor dotación y categoría pretendió la plaza de promotor fiscal del Juzgado de Hacienda de esta capital, que obtuvo..., en propiedad, en la que se dedicó con improbo trabajo al despacho del capítulo de negocios que giraban en ese mismo juzgado:
  • que fue nombrado el año de 1837 ministro de los que debían juzgar a los de la Alta Corte de Justicia y de la Marcial:
  • que por el empeño con que promovió los derechos del Banco de Avío identificados con los de la hacienda pública, fue invitado el mismo año de 1837 por los señores vocales de la misma junta, con especialidad por su presidente y ministro entonces de justicia, el excelentísimo Sr. Peña y Peña, para que asistiese en calidad de consultor a las sesiones de aquella, lo que verificó constantemente y después como asesor de la misma con aprobación del supremo gobierno:
  • que obtuvo posteriormente el Juzgado de Distrito hasta su extinción por la que quedó privado repentinamente de una colocación en que estaba cifrada toda su subsistencia y la de su numerosa familia:
  • que aunque fue nombrado ministro suplente y perpetuo de la Suprema Corte, y magistrado también suplente y perpetuo del Tribunal Superior de Justicia, y aunque ha asistido casi sin interrupción, desde que se dio el decreto de la materia, en ambos tribunales especialmente en el segundo por el método prescrito en el decreto de la materia, y por el que se ha observado en la distribución de sueldos, agregándose a esto las notorias escaseces del erario, no ha llegado todavía el caso de que perciba ni un medio real del sueldo asignado a los suplentes; 
  • habiendo vacado por renuncia del Sr. Romero una de aquellas magistraturas en propiedad, aspiró a ese destino, y conforme a las disposiciones legales que entonces regían, fue propuesto en terna, así por el Tribunal Superior, como por la Suprema Corte, pasando en consecuencia el expediente respectivo al Supremo Gobierno, donde existe sin haberse procedido a la provisión, a causa sin duda de la nueva planta que se dio a ese tribunal cuyo definitivo arreglo está suspenso todavía, pero no lo está la triste situación del Lic. Mier y Altamirano, quien después de su larga carrera en el estudio y patrióticos servicios, vio desaparecer de un golpe toda su escasa fortuna y cuando debía esperar por premio de sus tareas el descanso de su vejez, y el proporcionar a sus hijos una educación correspondiente a su clase, hace ya muchos días que se halla hundido en la inopia, consecuencia necesaria de la destitución de todo empleo y de todo recurso pecuniario, sin embargo de que se le deben cantidades considerables de los sueldos que había devengado y sobre cuyo pago no ha hecho solicitud ni gestión alguna, atendiendo a las exigencias de la causa pública y escasez de los fondos nacionales.  

Creo muy bien que tal calamidad y la aflictiva situación de un experto letrado y de un honrado ciudadano que ha merecido bien de la patria, no ha llegado a noticia del excelentísimo señor presidente, o no le han permitido fijar ni aun por pocos momentos la atención en este particular objeto; pero estoy seguro de que si llega a la feliz oportunidad de que resuene en sus oídos el clamor de la justicia, y puede también decirse de la patria que sabe agradecer los verdaderos servicios, tendrán estos una indemnización y recompensa digna del grande héroe que se complace en las acciones benéficas y que ha consagrado toda su existencia a las glorias de la nación mexicana y al bienestar de sus individuos, teniendo yo al mismo tiempo el placer de hacer este obsequio a la verdadera amistad, y al mérito que yace abandonado.

Es de ustedes afectísimo servidor que B. SS. MM..

Un amigo del Lic. Mier y Altamirano.

*El 1 de mayo de 1843 el presidente en turno era Nicolás Bravo, pero dejaría su cargo 13 días después a favor de Antonio López de Santa Anna .


Nota: Este artículo fue publicado originalmente en la siguiente entrada del blog Dr. Manuel Altamirano: https://drmanuelaltamirano.blogspot.com/2016/05/18-de-mayo-de-1843-resumen-de-los.html