martes, 25 de octubre de 2022

16 de febrero de 1844. Postulación como candidato a gobernador de Querétaro de Juan Nepomuceno Altamirano.

16 de febrero de 1844.  El periódico El Siglo Diez y Nueve informa que la Asamblea Departamental de Querétaro postuló como candidato a gobernador al Lic. Juan Nepomuceno Altamirano (Juan Nepomuceno Mier y Altamirano).

Su postulación entró junto con la de otros seis candidatos: Sabas Antonio Domínguez, Ramón Covarrubias, Manuel Gómez Pedraza, Ángel García, Tomás Ecala, y Beningno Bustamante.

Finalmente, el gobernador elegido, del entonces Departamento de Querétaro, será el primer candidato de la lista, Don Sabas Antonio Domínguez, quien ejercerá el cargo hasta 1846.


Fuente: Hemeroteca Nacional Digital de México, https://hndm.iib.unam.mx/consulta/resultados/visualizar/558a3de27d1ed64f17155521?resultado=3&tipo=pagina&intPagina=4&palabras=juan_n_altamirano

Nota: Este artículo fue publicado originalmente en la siguiente entrada del blog Dr. Manuel Altamirano: https://drmanuelaltamirano.blogspot.com/2016/02/16-de-febrero-de-1844-postulacion-como.html

16 de febrero de 1844. Postulación como candidato a gobernador de Querétaro de Juan Nepomuceno Altamirano.


30 de enero de 1828. Cartas del Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano al presidente Guadalupe Victoria y al general Vicente Guerrero.

30 de enero de 1828.  El licenciado Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, quien fue partícipe de la Conspiración de Querétaro de 1810, y para 1828 era juez de distrito del estado de San Luis Potosí, dirige dos cartas, una al presidente de la república, Guadalupe Victoria, y otra al general Vicente Guerrero, en las cuales los felicitaba por la victoria del gobierno sobre la rebelión de Nicolás Bravo y el Plan de Montaño, decretado el 23 de diciembre de 1827.  Estas cartas fueron publicadas en el periódico El Correo de la Federación Mexicana, la primera el 11 de febrero de 1828 y la segunda dos días después.

Carta al presidente Guadalupe Victoria, por Juan Nepomuceno Mier y Altamirano.

Excelentísimo señor presidente de los Estados-Unidos Mexicanos

Excelentísimo señor.- 

El nombre de vuestra excelencia, inseparable de los grandes sucesos en la historia de nuestro siglo, y de la libertad del nuevo mundo, está unido también íntimamente a los altos destinos y bienaventurada suerte de la patria. 

Si vuestra excelencia, en el estruendo de la campaña y a la cabeza de valientes legiones, supo aterrar y destruir a los déspotas, en la calma del gabinete y presidiendo los negocios públicos, ha desconcertado las maquinaciones, y cubierto de ignominiosa confusión a los enemigos del orden, y desmoralizados hijos que se atrevieron a empuñar el puñal homicida.  

La gloriosa función de Tulancingo en que tuvieron tanta parte las acertadas medidas de vuestra excelencia para economizar la sangre mexicana, sin agravio del decoro y dignidad nacionales: ese golpe, repito, de la energía y de la política, cuya importancia apenas puede calcularse, bastaría por sí solo, aunque faltasen tantos otros monumentos del heroísmo y sublimes virtudes cívicas de vuestra excelencia, para eternizar su dulce memoria en la gratitud de los mexicanos.

Yo que afortunadamente pertenezco a este gran pueblo: que estoy identificado con sus intereses, y adicto por particulares motivos de reconocimiento a la honorable persona de vuestra excelencia, no puedo menos que unir mis votos y la más pura efusión de mis sentimientos a este común aplauso.  

Tengo asimismo el honor de felicitar a vuestra excelencia, y de protestarle toda mi reverente consideración y profundos respetos.

Dios y libertad.

Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano

Juzgado de distrito del estado de San Luis Potosí. Enero 30 de 1828.

Fuente: Hemeroteca Nacional Digital de México, https://hndm.iib.unam.mx/consulta/publicacion/visualizar/558a34437d1ed64f16a30f12?intPagina=3&tipo=pagina&palabras=mier_y_altamirano&anio=1828&mes=02&dia=11

Carta de felicitación del Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano al presidente Guadalupe Victoria, por la victoria sobre la rebelión de Nicolás Bravo y el Plan de Montaño. La carta fue publicada en El Correo de la Federación Mexicana el 11 de febrero de 1828.


Carta al general Vicente Guerrero, por Juan Nepomuceno Mier y Altamirano.

Excelentísimo señor general benemérito de la patria, ciudadano Vicente Guerrero.

Excelentísimo señor.-

Cuando han resonado por todas partes, y en los más remotos climas del afortunado y vasto Septentrión las vivas y triunfales aclamaciones en que se prorrumpen los agradecidos mexicanos en loas del héroe que supo salvar esta gran república de su desolación y de su ruina: 

cuando todos los órdenes del estado sin distinción de sexos ni edades, en el éxtasis de su admiración y gratitud, han entonado el himno de la victoria, y saludado al padre de la patria que acaba de afirmarla en los preciosos goces de su libertad e independencia: 

cuando la historia y las bellas artes preparan magníficos monumentos para eternizar el nombre del ilustre caudillo, que después de muchas y brillantes hazañas, consiguió sin efusión de sangre, y en los momentos oportunos de una rápida marcha, aterrar, confundir, y llenar de oprobio a los perturbadores y enemigos de la pública tranquilidad: 

cuando se compiten tantas y tan justas demostraciones, ¿podría yo ser indiferente y no acompañar con mis débiles voces este grito público de gozo y reconocimiento? ¿Yo, que siempre he sido idólatra de las libertades de mi patria: que fui una de las primeras víctimas del despotismo en el memorable 16 de septiembre: que he sido constante y antiguo admirador del sublime civismo y heroica valentía de vuestra excelencia: que he tenido el honor de recibir los más apreciables testimonios de su protección y amistad, podría ser un frío espectador de tantas glorias?

Al paso, señor excelentísimo, que me estrechan tan dulces obligaciones, me desanima mi propia insuficiencia para desempeñarlas, porque ¿qué podré decir digno de sus grandiosos objetos, después que el genio de la elocuencia apuró ya sus gratulatorias? Permítame solamente vuestra excelencia exclamar en desahogo de mi veneración y reconocimiento, que en el marcial y sorprendente cuadro que recuerde a la posteridad la incomparable jornada de Tulancingo, inscribirá la mano de la justicia con la más exacta alusión, aquella misma lacónica sentencia de César: vine, vi, venci.

Dígnese vuestra excelencia aceptar esta sincera efusión de mis sentimientos patrióticos, y las protestas de mi más sincera consideración a su honorable persona.

Dios y libertad.

Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano

Juzgado de distrito del estado de San Luis Potosí. Enero 30 de 1828.

Fuente: Hemeroteca Nacional Digital de México, https://hndm.iib.unam.mx/consulta/resultados/visualizar/558a34437d1ed64f16a31055?resultado=3&tipo=pagina&intPagina=2&palabras=mier_y_altamirano

Carta de felicitación del Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano al general Vicente Guerrero, por la victoria sobre la rebelión de Nicolás Bravo y el Plan de Montaño. La carta fue publicada en El Correo de la Federación Mexicana el 13 de febrero de 1828.


26 de junio de 1780. Bautismo de Juan Nepomuceno Altamirano en Santiago de Querétaro.

26 de junio de 1780. Bautismo de Juan Nepomuceno Altamirano, (también conocido como Juan Nepomuceno Mier y Altamirano), quien fue hijo de José Manuel Altamirano y de Ignacia Ortiz de Zárate, y fue bautizado originalmente como hijo natural, pues sus padres no estaban casados aún. Sin embargo, luego del matrimonio de estos, Juan Nepomuceno fue reconocida ya como hijo legítimo años después el 27 de agosto de 1798. Su padrino fue el licenciado José Estrada y Navedas, importante abogado de Querétaro.

La parte del bautismo menciona lo siguiente:

En la iglesia del Espíritu Santo, auxiliar de la real parroquial de Santiago de esta ciudad, a veintiséis de junio de mil setecientos y ochenta, yo, el bachiller don José Meza y Guzmán, presbítero V. P., bauticé solemnemente a un párvulo a quien puse por nombre Juan Nepomuceno, hijo legítimo de don José Manuel Altamirano y de doña María Ignacia Ortiz, españoles* de esta vecindad. Fue su padrino el licenciado con José Estrada y Navedas, quien sabe su obligación. Y para que conste, lo firmé. Firmas: De orden se su S.S. Br. A. de Arteaga y Br. José de Meza y Guzmán.

*Español de grupo étnico o raza, no necesariamente de nacimiento (En las actas de bautismo en la Nueva España se distinguía entre español, mulato, indio, mestizo o en general «casta», pero no se diferenciaba entre españoles de nacimiento y criollos, por lo que el decir que era español sólo hacía referencia a su grupo étnico, no a su lugar de nacimiento).

Nota adjunta al acta: 

No habiendose encontrado esta partida en el tiempo en que se hizo el bautismo del que en ella consta, se dio información ante mí, y en este juzgado eclesiástico, por la que se probó con los mismos padrinos haberse hecho, y mandé se asentara para su constancia, firmándola el ministro que lo verificó; y aunque cuando nacio el bautizado  era hijo natural de los expresados sus padres, como lo hicieron ver por otra información en la que también probaron haber contraído matrimonio por el que lo legitimaron en auto de trece del corriente, lo declaré por hijo legítimo y mandé se pusiera esta expresión en dicha partida. Las expresadas informaciones obran en dicho juzgado eclesiástico y su archivo. Curato de Santiado de Querétaro y agosto 27 de 1798. Firma: Dr. Tendero.

Fuente: IRI - FAMILY SEARCH. Mexico, Querétaro, Catholic Church Records 1590-1970, Querétaro, Santiago, Bautismos de españoles 1770-1795. Obtenido el 25 de octubre de 2022 de https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:33SQ-GGTP-9FDT?i=191.

Acta de bautismo de Juan Nepomuceno Altamirano (Juan Nepomuceno Mier y Altamirano).


8 de diciembre de 1845. Fallece el Lic. Juan Nepomuceno Mier y Altamirano en la ciudad de México.

8 de diciembre de 1845. Fallece el licenciado Juan Nepomuceno Altamirano, o Juan Nepomuceno Mier y Altamirano (1780-1845), y se le da sepultura al día siguiente, 9 de diciembre de 1845, en la Capilla de Santa Paula (Sagrario Metropolitano) de la ciudad de México.

En el acta de sepultura se menciona lo siguiente:

En nueve de diciembre de mil ochocientos cuarenta y cinco, hechas las exequias en la capilla de Santa Paula, se le dio sepultura (¿eclesiástica?) en el panteón de dicha, al cadáver del Sr. Don Juan Nepomuceno Altamirano, Ministro del Supremo Tribunal de Justicia, casado que fue con Doña Manuela Arroyo, el que habiendo recibido los Santos Sacramentos murió ayer. Mesones No. 23. Firma. Dr. Nicolás Aragón.

 

Fuente: https://www.familysearch.org/ark:/61903/3:1:939Z-RD93-CY?i=384&cc=1615259

Nota: Este artículo fue publicado originalmente en la siguiente entrada del blog Dr. Manuel Altamirano: https://drmanuelaltamirano.blogspot.com/2022/01/8-de-diciembre-de-1845-fallece-el-lic.html


Registro de la sepultura del Lic. Juan Nepomuceno (Mier y ) Altamirano 1780-1845.



1801. Solicitud de Juan Nepomuceno Altamirano al virrey Berenguer de la gracia para inscribirse tarde en su primer año de estudios en la la Real y Pontificia Universidad de México.

1801. Solicitud de Juan Nepomuceno Altamirano (también Juan Nepomuceno Mier y Altamirano) al virrey Berenguer de la gracia para inscribirse tarde en su primer año de estudios en la la Real y Pontificia Universidad de México.

En el Archivo General de la Nación, se resguarda una carta de 1801 de Juan Nepomuceno Altamirano, entonces estudiante de derecho de la Real y Pontificia Universidad de México al virrey de la Nueva España, Félix Berenguer de Marquina y FitzGerald, con el objetivo de solicitar la gracia de inscribirse tarde en su primer año de estudios, que ya había cursado completo. De no aceptarse esa solicitud, Juan Nepomuceno tendría que cursar ese primer año de nuevo, solo por no haberse inscrito casi un mes antes del inicio de cursos, como se acostumbraba. Altamirano argumentaba que su padre lo había enviado a estudiar desde Querétaro en 1800, y que desconocía que la fecha límite de las inscripciones había sido el 7 de septiembre, aunque sí alcanzó el inicio del curso en octubre, junto con todos los demás estudiantes. Al parecer, los profesores de la universidad sí lo habían aceptado, pero para inscribirse al segundo año tendría que regularizarse y para ello pedir la gracia del virrey.

Como el virrey Berenguer acababa de llegar a México y tomar posesión de su cargo apenas un año antes, el 30 de abril de 1800, solicitó la opinión del rector del universidad, José Baro Ibáñez, el 30 de junio de 1801. Este le contestó el 6 de julio que dicha solicitud era contraria a las reglas de la universidad y a una cédula real, pero que virreyes anteriores habían dispensado del requisito a algunos alumnos en situaciones similares, por lo que dejaba a su consideración y juicio este caso. Finalmente, el virrey no aceptó al petición de Altamirano y el 10 de julio de 1801 se informó lo siguiente: «No ha lugar a la solicitud por contraria a la constitución y real cédula que se cita en el precedente. Infórmelo que se hará saber de inmerecido».

 La carta de solicitud de Juan Nepomuceno Altamirano es la siguiente:

D. Juan Nepomuceno Altamirano, natural de la Ciudad de Querétaro, y colegial porcionista del Real  y Pontificio Seminario de esta capital, cursante en cánones ante Vuestra Excelencia, con el debido respeto digo: 

Que el año pasado de ochocientos, me enviaron mis padres a esta corte con el destino de que estudiase derechos, e ignorante absolutamente de las constituciones de la Real y Pontificia Universidad, no pude atravesar matrícula a fines de agosto o principios de septiembre del mismo año,  por lo que, comenzando a cursar dicha facultad en el mes de octubre, tomé la matrícula derecha. Por cuya razón se me sigue el gravísimo detrimento de detenerme un año más respecto de los que la atravesaron el día 7 de septiembre. De manera que la diferencia de mes y medio (en cuyo tiempo no se cursan las aulas de universidad por ser días de vacaciones, como es público y notorio) es causa de que aquellos jurando en primer curso en abril del presente año pueden echar otra matrícula para el segundo curso, y yo, que igualmente con ellos comencé a cursar las mismas cátedras y concluí con ellos mi primer curso en el mismo tiempo, no puedo lo mismo que ellos echar segunda matrícula para el segundo curso, por faltarme la solemnidad de haberla atravesado el día siete de septiembre. Siendo de notar que los que la atravesaron el referido día, aunque hubieran concluido el curso después que yo, por ejemplo hasta fines de agosto, podrán echar otra matrícula, y yo, que concluí antes que ellos, me veo imposibilitado de poder hacer lo mismo, perdiendo todo este tiempo. En cuyo supuesto suplico a la bondad de Vuestra Excelencia se sirva dispensarme para poder atravesar otra matrícula en el presente año, en atención a que la gracias que solicito no cede en perjuicio del estudio y aprovechamiento, que es sin duda el espíritu principal de las constituciones. Pues diametralmente solicito todo lo contrario, siendo mi fin no perder este tiempo, sino seguir cursando mi facultad. A lo que se agrega las repetidas ejemplares de semejantes dispensas que han concedido los excelentísimos señores virreyes, antecesores de Vuestra Excelencia, y últimamente los gastos que tendría que erogar mi pobre padre con la detención de otro año, como de todo podrá informar a Vuestra Excelencia el señor rector de la Real y Pontificia Universidad, si fuese de su superior agrado informarse sobre el particular de mis pretensiones y causas que llevo expuestas. Por tanto, a Vuestra Excelencia suplico se digne hacerlo como pido, en lo que recibiré merced y gracia.

    Juan Nepomuceno Altamirano


El 30 de junio de 1801, el virrey Berenguer solicitó al rector de la universidad un informe sobre el caso, y este contestó lo siguiente el 6 de julio de 1801:

Excelentísimo Señor:

En cumplimiento al supremo decreto de treinta de junio último, debo manifestar a Vuestra Excelencia que la solicitud del Br. Dn. Juan Nepomuceno Altamirano, cursante canonista en esta Real y Pontificia Universidad es opuesta a la constitución 244, y real cédula de su Majestad, pero los Excelentísimos Señores Virreyes de esta Nueva España han accedido a algunas que han juzgado convenientes. En cuyo supuesto, Vuestra Excelencia determinará lo que fuere de su superior agrado.

Real Universidad de México. Julio 6 de 1801.

Excelentísimo Señor Don José Baro Ibáñez


Finalmente, la respuesta del virrey se notificó el 10 de julio de 1801 con el siguiente texto:

Julio 10 de 1801

No ha lugar a la solicitud por contraria a la constitución y real cédula que se cita en el precedente. Infórmelo que se hará saber de inmerecido.


Nota: Este artículo fue publicado originalmente en la siguiente entrada del blog Dr. Manuel Altamiranohttps://drmanuelaltamirano.blogspot.com/2018/09/mas-sobre-juan-nepomuceno-mier-y.html


Solicitud de Juan Nepomuceno Altamirano de 1801. Pag. 1.

Solicitud de Juan Nepomuceno Altamirano de 1801. Pag. 2.

Solicitud de Juan Nepomuceno Altamirano de 1801 -Respuesta-. Pag. 3.


17 de enero de 1782. Información previa para el matrimonio de José Antonio Téllez con Teresa Rufina Fonseca.

17 de enero de 1782. Información previa para el matrimonio de José Antonio Téllez con Teresa Rufina Fonseca, segun conta en los archivos de la iglesia de La Soledad, en Irapuato, Guanajuato.

En la congregación de Irapuato en diecisiete de enero de mil setecientos ochenta y dos... 






19 de diciembre de 1851. Dístico dedicado a Epigmenio González por M. Altamirano.

19 de diciembre de 1851. El periódico El Siglo Diez y Nueve, de la Ciudad de México, publica unos versos de M. Altamirano dedicados a Epigmenio González (1781-1858), miembro de la Conspiración de Querétaro. Se trata de un dístico, o composición poética de dos versos, escrito en latín. Altamirano incluyó también la traducción en español y una traducción libre en cuatro versos, además de una observación curiosa sobre la estructura del primer verso en latín, que relacionó con un sentimiento nacionalista. 

Aunque el autor de la composición y del escrito solo firma como M. Altamirano, es muy posible que se trate del doctor Manuel Altamirano,  debido a que tanto el doctor como su hermano, el licenciado Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, escribían comúnmente versos y epígrafes en latín, algo que en ese tiempo no se veía ya como algo tan frecuente (de hecho, se observaba ya un tanto como arcaísmo). Sin embargo, ellos dominaban el latín y parece que no perdían oportunidad de demostrarlo. Y no hay que olvidar que el doctor era maestro de latín. Además, hay evidencia de que el doctor Manuel Altamirano escribiría al menos otro grupo de dísticos en latín dedicados a Santa María en 1860 (ver enlace), por lo que se observa que él gustaba de este tipo de composición clásica. Por otra parte, su familia, por medio del mismo hermano, Juan Nepomuceno Mier y Altamirano, había participado en la Conspiración de Querétaro y conocía a Epigmenio González, y tal vez por eso se percibe un cierto dominio de detalles al momento de describir su historia, como el tiempo que dedicó a aprender francés y matemáticas, con el estudio del padre Tosca, durante su prisión.  Y finalmente, el tipo de redacción de la nota se parece mucho al estilo mostrado por el médico en otros escritos, y se observa que la realizó desde Querétaro. Por lo anterior, es posible que el autor de este escrito sea el mismo doctor Manuel Altamirano (1785-1865).

    Esta es la transcripción de la nota:


VARIEDADES.

DÍSTICO CURIOSO.

    En honor del muy benemérito D. Epigmenio González, primera víctima de la libertad mexicana, preso en la cárcel de Querétaro el 14 de septiembre de 1810, por la denuncia de unos viles (Araujo y un Servin), quienes lo acusaron de socio del héroe Sr. D. Ignacio Allende (lo era en efecto). El valor con que se portó González, fue en el grado más heroico: sentenciado a pena capital por la comandancia de esta ciudad, muerto de fiebre su hermano, preso con él por la misma santa causa, y esperando en cada correo la confirmación de la pena, emprendió con el mayor empeño, el estudio del idioma francés para estudiar los autores clásicos en las matemáticas, al mismo tiempo se dedicaba al estudio del padre Tosca en dicho ramo: llevaba el objeto de construir fortificaciones, según las reglas del arte; y trasladarse a los campos americanos, si por accidente escapaba de la muerte. En efecto, en aquellos días vino de España un indulto general, y se le conmutó la pena en destierro perpetuo a Filipinas. Hacia el año de 1838 se escapó D. Epigmenio de dichas islas, y se tiene noticia que vive en Guadalajara empleado en la casa de moneda de esa capital: se halla en septuagenaria, y aun olvidado enteramente de Querétaro un patriota tan ilustre.


DÍSTICO.

Nondum vel patrias patres vexilla ferebant,

Víncula dum patitur fortis Epigmenius.


Explicación para los que ignoran el idioma latino. Su traducción es la siguiente: El esforzado Epigmenio ya sufría crueles prisiones, cuando los grandes padres de la patria aún no habían levantado sus estandartes.

Traducción más libre, pero que tiene ideas análogas.


Relámpago es de libertad González,

Preludia su prisión del alto trueno,

Que de su solio derrocó el tirano:

Honor de nuestra patria es Epigmenio.


Con el hexámetro (sin pentámetro), semejante al que trae Corachan, se hace una suerte de combinación sorprendente y divertida. Se toman quince granos o tantos, y otros quince tantos de distinto color. (v. g., 15 granos de maíz y 15 frijoles). Para su colocación alternativa y en círculo, nos valdremos únicamente de las letras vocales de solo el hexámetro. La A, valdrá uno: la E dos: la I tres: la O cuatro: la U cinco; distribuyéndolo del modo siguiente, Por la O de nondum se colocarán cuatro maíces; por la U cinco frijoles: por la E de vel dos maíces: por la A primera de patrias (genitivo anticuado de patria) un frijol: por la I tres maíces: por la última un frijol; y así se proseguirá hasta la palabra ferebant; pero sin equivocar la cuenta. Y se verá con sorpresa, que comenzando a contar nueve desde la palabra nondum, y recogiendo o echando fuera todos los novenos, salen fuera todos los granos de frijol, quedando intactos todos los maíces, a quienes por pasatiempo podemos llamar americanos; y a los frijoles españoles, o como quiera, pues es mero pasatiempo, cuya combinación en un verso que tiene sentido, es parte de un elogio que debió costarle algún trabajo a su autor.— M. Altamirano.   

Fuente: Hemeroteca Nacional Digital de México, https://hndm.iib.unam.mx/consulta/resultados/visualizar/558a3df67d1ed64f1715c87b?

Nota: Este artículo fue publicado originalmente en la siguiente entrada del blog Dr. Manuel Altamirano: https://drmanuelaltamirano.blogspot.com/2021/09/19-de-diciembre-de-1851.html